Past is past, right?

Maybe a new start

Diluc aveces se preguntaba si lo que había hecho en ese entonces fue la decisión correcta, ¿Había hecho lo correcto? ¿Había dicho lo que debía? ¿Por qué seguía doliendo si se supone era lo correcto? El realmente no lograba entender, siempre que veía esos ojos se preguntaba si alguna vez lo llegaron a mirar como el deseaba o había creído, seguía pensando una y otra vez en lo mismo, ¿Acaso el pasado no iba a dejar de perseguirlo y atormentarlo? ¿Aquello que hizo es tan grave para que su pecho siga doliendo y sus ojos sigan llenándose de lágrimas?

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Diluc Ragnvindr quién en ese entonces tan solo tenía 16 años, siempre fue tranquilo y callado, algo que el también aclaraba, no le gustaba el ruido y prefería mil veces estar en casa que en cualquier otro lugar, ¿Restaurantes? No eran de su agrado, ¿Centro comercial? Por favor no, ¿Discotecas? Las odiaba, el amaba la paz que podría darte un lugar simple como tú hogar o una cafetería e incluso una heladería, nunca le importaron las cosas grandes, ¿Acaso alguien necesitaba un auto costoso para ser del agrado de Diluc? No y pensándolo así, era más probable que no fueses de su agrado, el no era tan sencillo, se le hacía muy difícil llegar a comprender las emociones, un chico de 16 años que aveces sentía que algo estaba mal con él, siempre se preguntaba cosas que por más que pensara no podía responderse a sí mismo.

Era un día en la escuela cuando lo vió, ese chico pelinegro con mechones de cabello tinturados de un azulado, ojos celestes y ropas un tanto extravagantes, Diluc no supo lo que sentía en ese entonces, solo sintió como su mente colapsó, dudas era lo único que podía pensar, era la primera vez que lo veía y parece que ese chico también llegó a notar su mirada porque una sonrisa radiante y llena de energía fue dirigida hacia el, ¿Que era lo que sentía? Una mezcla de emociones hacían que tuviese ganas de vomitar o era lo único a lo que él lo podía relacionar.

Fue cuestión de tiempo para que se hicieran amigos, tal vez el destino lo quiso así, tal vez era cuestión de amor, tal vez era cierto lo que Diluc creía y ese chico de ojos celestes cuyo nombre era venti era el amor de su vida, no pudo evitar enamorarse perdidamente de el aunque eran todo lo contrario, para Diluc era irónico que un chico tan energético y lleno de vida se haya llevado toda su atención, no había nada en el mundo que hiciera que Diluc quitara la atención o su mirada, tal vez era su forma de ser, tal vez era la forma en la que sonreía o tal vez era la forma en la que hablaba de su cosa favorita con tanta emoción, hacía a Diluc sentirse cálido incluso si el no hablaba mucho, siempre lo escuchaba con atención viéndolo moverse de un lado a otro mientras explicaba algo o mientras contaba alguna historia.

El sentía como su corazón palpitaba con fuerza cada que se iban juntos en el autobús y Venti ponía su cabeza en su hombro, el también podía sentir como todo su interior se llenaba de calidez cuando iban escuchando música juntos y era tan divertida la forma en la que las canciones iban saltando de un género de música a otro género de música, eso le gustaba a Diluc, el apreciaba el silencio y la tranquilidad pero amaba con todo lo que un adolescente podría amar el ruido de Venti, el quería quedarse "para siempre" en ese lugar, él quería disfrutar cada hora, cada minuto e incluso cada segundo con él, tal vez algo precipitado para un adolescente pero Diluc lo soñaba de esa forma.

Hubo una tarde en particular, esa tarde de otoño donde algunas hojas caían y el paisaje naranja combinaba con el saco amarillo de Venti cuando Diluc tuvo el valor de decirle lo que de verdad sentía, le explicó cada cosa y le pidió que si no era correspondido fuesen amigos porque Diluc quería tenerlo cerca, sorpresivamente Venti le dijo que también lo quería, que había empezado a sentir algo por él y le gustaría ser su novio, y esa tarde de octubre ambos adolescentes empezaron una relación.

Diluc se encargó de hacer todo para que Venti se sintiera amado, se prometió a él mismo que haría todo para hacerlo feliz, para que Venti no se arrepintiera de su relación, fue el inicio de lo que muchos llaman romance adolescente y como fue feliz, solía dejar cartas en el escritorio de Venti, aveces dejaba chocolates y en días específicos dejaba flores, se encargaba que fuesen las favoritas de Venti, incluso se dieron su primer beso bajo un muérdago, Diluc fue tan feliz.