SEXTA PROMESA: Confiar. (+18)

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!! CONTENIDO +18 !!

Capítulo medio largo e intenso

Abróchense los cinturones para el Julián soft dom

"Me re aprieta el traje. No puedo agacharme, Juli."

Regresando de una entrega de premios, se estaban poniendo cómodos en el departamento italiano del cordobés. Ahí, Enzo se había hospedado por unos días con la excusa de la premiación.

En la mesa del hall, Julián puso su abrigo al lado de las estatuillas doradas que habían ganado esa noche de invierno. Reclinó su peso hacia atrás, sobre sus codos al borde del mueble. Desde arriba, miró al chico que estaba arrodillado, sacándole los zapatos de cuero:

"Enzo, el vendaje va para el otro lado," le dijo.

El bonaerense se aflojó la corbata ajustada, y suspiró aliviado. Sólo así, pudo inclinarse cómodamente. Con rapidez entrenada, desató los cordones de los zapatos como si fueran los de sus botines. Desvendó con cuidado el tobillo lesionado de Julián.
Sus cuerpos todavía seguían pagando el daño de su pelea reciente. Agradecieron no haber ensangrentado los trajes nuevos.

Llegaron a la cocina, dónde una chimenea con fuego hogareño los recibió. Frotándose las manos para librarse del frío que persistía en su cuerpo, Enzo pidió:

"¿Me podés sacar la gasa que tengo en la espalda, porfa? No la alcanzo."

Debajo de la lámpara de la cocina, justo en frente del horno, Julián se paró delante de él. Empezó a desprenderle la camisa negra. Enzo levantó el mentón y expuso su cuello. De ariba hacia abajo, lo desvistió con una paciencia que lo hacía parecer enfermero.
Enzo lo observaba de cerca. El ojo morado de Julián ya se había recuperado, pero su ceja seguía atravesada por una cicatriz cerrada.

"La ceja cortada te queda fachera, Araña..." Julián levantó la vista, todavía con las manos en los botones de Enzo. El menor le sonrió maliciosamente. "... De nada."

Julián apretó sus dedos en la tela de la camisa y sacudió a Enzo, como diciéndole: "portate bien, boludo."

Enzo soltó una carcajada, y su pecho tatuado subió y bajó.

Cuando Julián fue detrás de él para sacarle la gasa de la espalda desnuda, Enzo siseó al sentir la cinta médica despegarse. Ojeó a su alrededor para distraerse del tirón en la piel. Contó alacenas, analizó frascos de condimentos, y leyó las notas que Julián le dejaba en la heladera.

Con letra redonda e irregular, un papelito decía: «Me fui a hacer las compras. Ya vuelvo a hacerte el desayuno, Enzurri. Si lees esto es porque te despertaste y no llegué todavía. Perdón :( »

La última palabra hizo que algo raro se moviera en la panza de Enzo.

Ahí, comprendió.

"Me di cuenta de algo..."

Enzo, sin voltear, concluyó:

"... Nunca nadie me había pedido perdón antes."

Lo dijo casualmente. Era solo un hecho, un dato. No tenía profundidad para él. Pero Julián, desde atrás, se quedó en completo silencio. Preocupado, reposó sus manos en la cadera de Enzo, justo arriba de su cinturón.

Enzo giró su rostro lo suficiente como para ver la expresión de Julián. Trató de calmarlo, sin entender bien por qué tenía esa cara. "Da igual, Ju, no es para que te pongas sentimental."

JÓVENES PROMESAS - enzo & julianDonde viven las historias. Descúbrelo ahora