"Partículas muy pequeñas de colores fluorescentes, neón o metálicos que, por sus características, consiguen reflejar la luz y cuyo significado se asocia a la frase: Te muestro la magnanimidad de mi corazón. Pídeme lo que quieras."
Incluso si Nezuko no supiera exactamente que día era, podría haberlo adivinado fácilmente debido a la dinámica particular de su familia. Su padre había comprado unas Zapatillas rojas para su madre y las había escondido debajo del sillón, Tanjiro había comprado un oso de peluche disfrazado de samurai e incluso su pequeño hermano, Takeo, alrededor de la media tarde, había estado dejando un desastre en la cocina, intentando preparar chocolates caseros.Ella lo sabe y una sonrisa suave adorna su rostro.
"Mañana es 14 de febrero." Dice Kanao en voz alta.
"Me encanta el ambiente romántico que se genera en ese día." Le responde Nezuko, cerrando los ojos en un gesto de templanza.
"El ambiente romántico viene de tu casa, Nezuko. No de las calles allá afuera."
La familia Kamado tiene fama de ser amorosa y expresiva. Si siente amor, entonces lo expresará abiertamente.
Ambas caminan finalmente a la cocina, atraída por el olor de azúcar quemada y chocolate. Se asoman. Takeo está en la mesa, envolviendo sus dulces en un envoltorio rosa, a su derecha, Tanjiro le ayuda a Inosuke a escoger sus chocolates menos quemados de la bandeja y Zenitsu, a la izquierda, cuida el contenido de un recipiente al fuego sobre la estufa.
¡Oh, Zenitsu finalmente está de visita!
Ella da un paso atrás, como si quisiera ocultarse detrás de la pared y se recoge el pelo, intentando peinarlo debidamente. Oliendo la muñeca de su mano, comprobando si tiene un buen perfume y, finalmente, palpando los pliegos de su falda para ocultar arrugas, ganándose una mirada curiosa de Kanao.
"¡Lo hiciste todo mal!" Regaña Tanjiro.
"¡La receta dice que tienes que--!"
"Es una receta que funciona todos los días para hacer los chocolates, no una fórmula para la vida eterna."
"¡Usas el chocolate, no lo haces!"
Nezuko escucha perfectamente como la voz de Tanjiro parece dividida entre tener un ataque y romper a llorar.
Inosuke, salvaje como siempre, sostiene en alto una espátula, tal vez con la intención de lamer la azúcar quemada de la hoja, pero lo único que está logrando es gotear y manchar por todo el piso con el líquido ámbar oscuro.
Zenitsu continúa meneando el contenido del tazón en silencio, mientras Takeo a su lado le habla un sin fin de cosas. El chocolate corre tan delgado como la leche por la curva interior, el vapor de la olla de agua hirviendo debajo se condensaba en los lados.
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𝗽𝘂𝗿𝗽𝘂𝗿𝗶𝗻𝗮 𝗻𝗲𝗼𝗻
Short StoryZenitsu es un universitario de primer año que fue invitado a la fiesta de disfraces de un desconocido. Con deseos de experimentar lo que es la diversión adolescente, accede y las cosas no terminan de la mejor manera, principalmente porque no era una...