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Teníamos a un hermoso omega dominante, de cabello rubio y ojos azules, como el mar, una obra de arte a los ojos de cualquiera, y codiciado por varios alfas en aquella ciudad

De momento el pequeño rubio no avía encontrado a nadie que le llamara la atención, varios pretendientes pero ninguno que atrajera su atención eh interés

El entendia cómo es que le gusta a la gente, después de todo tenía una belleza innegable, y un hermoso aroma a fresas, junto con su hermoso cuerpo, ¿Que más se le puede pedir a la vida?, El ya lo tenía todo

A su padre, un alfa dominante, de olor a tabaco, que lo avía encontrado hace seis meses atrás, quien diría que aquel hermoso omega fuera hijo del Superintendente de los Santos, Jack Conway

Su comportamiento despues de la muerte de sus hijo era frio, malhumorado, reservado, serio etc. Pero después de enterarse que su pequeño Gustabo estaba con vida esa actitud cambio

Ahora era un poco mas abierto, menos exigente, menos frio, pero seguía siendo el mismo Jack Conway, menos de lo que antes, pero lo seguía siendo

Ese pequeño omega pudo cambiar al hombre más intimidante de la ciudad, pudo derretir su coraza, ese pequeño rubio estaba destinado a cambiar la vida de las personas para bien, y el de cresta no fue la excepción

Horacio Pérez, actualmente sub-inspector de la policía, ese omega con olor a cajeta, también avía sido víctima de la maravillosa presencia del ojiazul en su vida, y como a su padre, la cambio para bien

Ambos omegas se conocieron desde que eran unos crios, toda su vida la avian pasado juntos, por eso ese pequeño rubio se ganó el corazón del de cresta, así como su respeto y admiración

Tenía una vida deseada, y su hermosa belleza no era lo único que le agrada a la gente, también su personalidad

Bromista, despreocupado, divertido, coqueto, seguro de si mismo, y algo que la gente admiraba demasiado de el, junto con su actitud despreocupada, es que no se dejaba pisotear por nadie

Ahora mismo se encontraba en la entrada de comisaría, avía ido hay para ir a saludar a su padre, ya que hace tres mese se fue a Rusia, para una misión y desmantelar algunas mafias de aquel país

Entro a comisaria y como cada vez que llegaba a un lugar, las miradas se posaron en el, a cualquier lugar que iba el era el sentro de atención por varias razones, su hermoso aroma a fresas que encantaba a cualquiera, su bello cuerpo y por ser el hijo del hombre mas poderoso de la ciudad 

Paso de las miradas como era costumbre, y subió a la planta de arriba donde ya se encontraba su padre, junto con su hermano de otra madre

Al ver al alfa de olor a tabaco, sonrió y se avalanzo asia el, asiendo que ambos calleran a suelo, al mismo tiempo se escucho una carcajada de parte del de cresta, y varios regaños acompañados de unos pocos insultos provenientes de su padre

Conway: ¡Anormal aparta de encima! -dijo con su hijo entre sus brazos-

Ya se avian fundido en un cariñoso abrazo, y el alfa intentaba separase de su cachorro, aunque en verdad le encantaba estar asi con su pequeño, así que no intento demasiado separarse

Se levando del suelo con el menor entre sus brazos, mientras esté tenía sus brazos en el torso de su padre, y su rostro en el cuello del de corbata, aspirando ese aroma a tabaco que tanto le avía echo falta

La sonrisa en el rostro del rubio era notoria, mas feliz no se podía encontrar, avía regresado el hombre que anto le asia falta en su vida, aunque no lo aceptará, y por eso presisamente rogaba porque su progenitor no se diera cuenta de la falta de una de sus camisas que tenía impregnado el olor que el poseía

༺𝙴𝚕 𝚘𝚖𝚎𝚐𝚊 𝚍𝚎𝚕 𝚌𝚘𝚖𝚒𝚜𝚊𝚛𝚒𝚘 𝚍𝚎 𝚑𝚒𝚎𝚕𝚘༻Donde viven las historias. Descúbrelo ahora