¡Por favor Iruma-Sama,, déjeme tomar su mano!.

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Por fin,, después de siete interminables horas de escuchar a Kalego dar la clase -y al mismo tiempo regañar a Lied y a Kamui llamándolos 'imbeciles' cada cierto tiempo- llegó la hora que muchos estudiantes de la escuela Babyls esperaban con ansias...

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Por fin,, después de siete interminables horas de escuchar a Kalego dar la clase -y al mismo tiempo regañar a Lied y a Kamui llamándolos 'imbeciles' cada cierto tiempo- llegó la hora que muchos estudiantes de la escuela Babyls esperaban con ansias cuando la campana -que ha decir verdad,, no es del todo una campana- grita anunciando lo que todos esperaban: ¡El término de las clases!.

Tan pronto como se hace escuchar la salida,, Kalego suspira entre aliviado,,  cansado y estresado para después dejar salir el comentario de 'pueden irse a casa,, bola de idiotas',, seguido de tomar sus cosas y retirarse a la sala de profesores. Por un momento se le escucha jurar en el nombre del Rey Demonio desaparecido Delkira que si pasa otro momento más en la Royal One asesinara a alguien. No le pagan lo suficiente para soportarlos.

Pero ni siquiera tiene que decirlo ni dos veces,, ya que la mayor parte sale corriendo -y huyendo- de la clase sin mirar atrás,, mientras otros recogen sus cosas lentamente como es el caso del trio amoroso.

— ¡Iruma-Sama!.— llama el joven de cabellos rosas atados en una coleta baja a su amigo -y amo- que está guardando sus cosas en su maletín. — ¡Hoy no hay prisa de que llegue a mi casa tan temprano,, así que vayamos a casa caminando!.

— ¡Oh,, me parece buena idea Azz!.— responde ante la idea de su amigo,, volteando a ver a Clara. — ¡Vayamos los tres ju-!.

Curiosa o muy raramente,, Clara no se encuentra hacia el lugar en el que Iruma puede jurar que ella estaba hasta hace cinco minutos,, ¿A dónde había ido?,, ¡¿Se habrá metido en problemas otra vez!?.

¡Iruma-kun~!.— llama Elizabetta,, la muy bella y alta chica demonio que le sonríe mientras saluda cerca de la puerta. — Clara acaba de irse hace no mucho,, la profesora Raim acaba de llamarnos a ambas y al parecer nos quedaremos hasta muy tarde. — contesta haciendo un leve puchero. — en fin,, solo me quedé para avisarte de que no la esperen,, ¡Hasta mañana!.— se despide con un coqueto beso al aire y desaparece luego de cruzar la puerta.

— uhm bueno,, ya que Clara no vendrá hoy con nosotros . . . ¡Entonces vayamos los dos juntos Azz-kun!. — exclama emocionado con su maletín en mano,, recibiendo un muy alegre 'si' de parte del demonio rosa.


Ambos iban de camino hacia la salida de la escuela,, estando cerca uno del otro mientras conversan y rien sobre lo que ha pasado el día de hoy

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Ambos iban de camino hacia la salida de la escuela,, estando cerca uno del otro mientras conversan y rien sobre lo que ha pasado el día de hoy. Alice no puede dejar de reír y de reojo,, mirar las muy pequeñas,, finas y delicadas manos de su muy adorado Iruma-Sama. Traga saliva como acto de reflejo cuando un pensamiento en su cabeza comienza a volverse demasiado insistente.

— ¿Pasa algo Azz-kun?.— pregunta el chico de baja estatura,, mirando a su amigo que parece exaltarse cuando lo llama,, como si hubiese salido por un momento de su propio trance.

A cambio de la pregunta,, Iruma recibe una mirada nerviosa de los irises rosas acompañada de una línea recta que se dibuja en los labios de Alice quien baja la mirada apenado de su actuar.

— Discúlpeme Iruma-Sama,, solo pensé en una petición egoísta.— responde avergonzado con un rubor ligero que adorna su cara.

— ¡oh,, está bien Azz-kun!,, ¡Si Azz-kun lo pide,, entonces tal vez pueda hacerlo!. —
Responde enérgico y ligeramente nervioso viendo el estado decaído de Alice. — dime,, ¿Que era lo que querías pedirme?.

El demonio de los cabellos rosas se detiene haciendo que Iruma detenga su caminar a un lado de él. Alice abre y cierra la boca un par de veces mientras mira al suelo,, debatiéndose entre si debería pedirlo o no,, pero al final acaba haciéndolo -con mucha,, mucha pena-.

Por favor Iruma-Sama,, déjeme . . . Tomar . . . su . . . Mano . . . — pide bajando gradualmente el nivel de su voz,, su cara ardiendo en un rubor mirando el piso,, negándose a mirar a su señor mientras aprieta las manos en puños.

Iruma se sorprende en un principio ante la petición de Azz,, pero su cuerpo actúa más rápido que su mente y antes de darse cuenta su mano ya ha tomado la mano derecha del demonio rosa. Un rubor rosa se instala en sus mejillas y su antena se retuerce mostrando su ligera ansiedad. Alice lo mira sorprendido saliendo de su autoregaño. Un silencio de vergüenza se hace presente entre ambos.

— a-ah,, yo-.— intenta hablar,, pero las palabras no le salen como quiere y atina a decir lo primero que su mente le permite decir antes de bloquearse. — las manos de Azz-kun son muy bonitas.

Nuevamente vuelve a reinar el silencio. Un silencio que se rompe luego de que Iruma se diera cuenta de lo que hizo y pidiera mil veces perdón mientras que Alice tuviera una de las mayores crisis que ha tenido en su muy corta vida,, dando gracias a cualquier dios que le escuché de haber podido convertirse en el alma gemela de su muy,, muy adorado Iruma-Sama.

Al final,, ambos llegan a sus respectivas casas más tarde lo normal. Iruma acaba siendo regañado por Ópera tan pronto pone un pie en casa,, pero no puede importarle menos mientras recuerda lo que ha pasado el día de hoy en la escuela. No puede evitar pensar que en definitiva,, las manos de Azz-kun son demasiado bonitas.

 No puede evitar pensar que en definitiva,, las manos de Azz-kun son demasiado bonitas

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¡𝙋𝙤𝙧 𝙛𝙖𝙫𝙤𝙧,, 𝙄𝙧𝙪𝙢𝙖-𝙎𝙖𝙢𝙖!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora