🪶CAPÍTULO 29: Portadores de recuerdos🪶

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—Creo que deberíamos entrar dijo Ariel.

Apartó la mirada de él y contempló el portal.

Calix siempre ha vivido con miedo, el miedo de sí misma y de que descubrieran su secreto, pero ahora solo teme de todo aquello que la rodea, algo que jamás demostraría. Dio un paso hacia el portal.

—Espera —Ariel sujetó con fuerza su brazo—. Entremos juntos —propuso, deslizando su mano a la de ella —. Los portales se caracterizan por ser peligrosos, jamás sabes a que parte del planeta te trasladaran.

—Bien —murmuró, con la mirada fija en sus manos unidas.

¿Por qué?, por qué su calidez resulta tan familiar.

—¿Lista? —Preguntó.

Ella afirma, aunque realmente no lo estaba. Al sentir que él tiró de ella, cerro los ojos con fuerza.

Sintió su cuerpo vibrar, como toda célula en ella.

‹‹Estas en peligro. ››

El susurro de alguien desconocido llego a ella.

‹‹No deberías estar aquí...››

‹‹ ¡Huye! ›› La voz de una mujer se hizo escuchar.

‹‹Ahora, ¡huye! ››

Su corazón latió con fuerza.

‹‹Maldita eres, maldita siempre serás. ›› Dijo una nueva voz femenina.

‹‹Es hora de morir...››

‹‹ ¡No! ›› Gritó una voz masculina.

‹‹Lo lamento. ›› Esa voz, esa voz le pertenecía.

Lo que una vez fue vibración, se convirtió en una llama que envolvía su cuerpo.

Abrió los ojos con fuerza e intento apartar a Ariel, pero él la sujetaba con fuerza.

—Te dije que los portales no eran seguros —dijo— ¿Estas bien?

Calix negó.

—Había voces...

De su rostro desapareció la confusión, y fue remplazada por curiosidad.

—Los portales guardar los recuerdos de cierto suceso que te han ocurrido al lugar que te trasladan —menciona— ¿Haz estado antes aquí?, Calix.

—No lo sé...

Al apartarse de él, contempló todo a su alrededor. No sabía a donde estaba, y podría jurar que nunca estuvo ahí, a pesar de que los recuerdos almacenados por el portal dijeran lo contrario.

El color verde predominaba el lugar, ante la cantidad excesiva de pasto, el cual aún estaba ligeramente húmedo por el roció de la mañana.

A la distancia contemplo algunas flores azules. Era imposible que haya estado antes aquí, porque un lugar tan hermoso como este sería imposible de olvidar.

—Vamos —ordenó Ariel—. Debemos salir de esta área, es demasiado tranquilo, lo que la vuelve peligrosa. —No lo entendía, pero lo siguió.

Mientras avanzaban por aquel bello lugar, el aire sopló con fuerza, lastimando su rostro, el cual sonrojaba un poco sus mejillas y nariz.

Una mariposa azul voló hacia a ella rodeándola, la miró y una sonrisa curvo sus labios. En el mismo instante, en que aquellas que creyó eran flores, se transformaron en mariposas azules que volaron hacia ella.

Mi Secreto: La Rosa De Cristal. (Libro I)⭐Donde viven las historias. Descúbrelo ahora