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— ¿Quién eres? –preguntó el azabache.

Un escalofrío recorrió la espalda del castaño, las escamas de su cola se contrajeron. Ling estaba cien por ciento, seguro de que absolutamente nadie lo viera, pero ahora aquella pregunta lo había tomado por sorpresa.

Aquel joven semidesnudo había hablado, ¿lo habían descubierto ya?, la intriga lo carcomía.

— Debo estar volviéndome loco –escucho decir al joven azabache.

La postura que Sizhui tomo para meditar, logro que el castaño escapara con éxito. Sin embargo, el azabache había prestado tanta atención a su alrededor como para haberse dado cuenta de que alguien lo había estado acompañando.

— Ya sabré de ti en otro momento –susurro.

¿Qué era aquel ser? No tenía ni la más remota idea de ello, y eso definitivamente lo frustraba.

Mientras tanto en las profundidades de las montañas bajo el agua, un joven tritón sentía su corazón palpitar desenfrenado.

— Estuvo cerca –susurró.

Un pequeño pez dorado lo miraba con enojo y reproche.

— Vamos hada, no te enfades, él no nos vio.

El pequeño pez le dio la espalda, no queriendo escuchar sus excusas. El castaño sabía que había hecho mal en ir a aquel lugar, pero no lo admitiría, por lo menos no en voz alta.

— Hada lo siento por favor no vayas y le digas a dage –rogó.

— ¿Decir qué?

Ling maldijo en su mente más de las veces que lo había hecho con anterioridad.

— ¿Y por qué recién llegan? –preguntó el hombre de cola naranja.

— Dage, lindo, y muy amable dage –saludó con los nervios encima. — Esta noche es linda, y bueno he ido a admirar la luna un segundo.

El tritón dudoso decidió no preguntar más.

— A-Ling, debes tener más cuidado si sales, ya sabes lo que pasa allá fuera con esos humanos –dijo con evidente desprecio.

— Lo sé, pero por favor dage Yin, no quiero estar siempre bajo esta montaña –se quejó.

— Es por tu bien.

Shu Yin, era aquel joven tritón que se encargaba de los cuidados del castaño, el cariño que tenía por el más joven era infinito, siempre lo cuidaba y procuraba que no se metiera en líos el castaño. Sin embargo, hace unos días cuando descuido al castaño, este tenía a un humano entre sus manos, acción que definitivamente no causo gracia a los mayores.

— Tu castigo prohíbe salir de los límites de la ciudad. Además, recuerda que no nos podemos exhibir ante las demás especies.

— Hada es de otra especie.

El mayor no pudo evitar formar una sonrisa en su rostro.

— Los humanos A-Ling, no nos podemos exponer a ellos.

— Pero... -calló de inmediato.

El pelinegro alzó una ceja de forma interrogativa.

— ¿Cómo se supone que encuentre al amor de mi vida?

La pregunta descolocó por completo al mayor, su ceño se frunció y pregunto con calma.

— No entiendo, ¿a qué te refieres?

El castaño vaciló unos segundos antes de continuar hablando.

— Lian jie dijo que hay una historia de un tritón que se enamora de un humano, y que todos estamos destinados a enamorarnos de uno.

Amor sempiterno ♡Zhuiling♡Donde viven las historias. Descúbrelo ahora