Capítulo 1. Compañía nocturna.

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A mitad de la noche mi alma deambulaba  solitaria, sin sentido, hasta que la luz llegó e iluminó mi destino.

Suspiró. Tenía hambre, su estómago se lo hacía saber desde hacía unos minutos. Aún así se negaba a volver a la casa. Estaba muy enfadado con sus padres y no quería verlos por ahora. Siempre tenían que hablar del mismo tema, reprochar cuanto querían, incluso si no había nada qué lamentar. Escuchar sus voces le agotaba, escuchar cuánto se arrepentían de procrear a un ser aborrecible como él, cansaba. Y lo peor era que decían la verdad, lo que sucedía en él era anormal.

Más que molesto, era triste. Eran sus padres. Los quería. Pero ya no deseaba seguir más tiempo en ese lugar donde lo único que se le hacía era atacarlo sin llegar a decirle nunca el verdadero porqué.

Lo notaba, ellos solían decir cosas sobre él, pero en sus miradas siempre había algo más, algo que se obligaban a callar. Y quería saber, pero estaba claro que de ese lugar no sacaría nada.

Sabía a lo que se afrontaba, si se iba sus padres no volverían a abrirle las puertas de su casa porque lo verían como una traición, o hasta como un alivio.

Estaba decidido, no del todo, pero lo estaba. En realidad no lo estaba, le aterraba pensarse solo lejos de casa, de sus padres, de todo lo que conocía y del no saber.

Suspiró.

Caminó en silencio por un rato más, hasta detenerse en un parque. Se sentía cansado, no tenía idea de cuánto había avanzado. Ya era de noche, el ambiente se veía escalofriante, pero ahora mismo le estaba importando un cacahuate si se le aparecía un fantasma. Tan solo se acercó a unos columpios y se sentó en uno.

—¡Diablos! —soltó una queja al viento al caerse. Esas cosas no servían.

No tenía ganas de volver, quería quedarse aquí hasta que le diera la gana. Tal vez dormiría en el suelo y algún animal lo vería, se lo comería y moriría de una forma muy ridícula.

Sacó su celular.

Y le marcó a mi mejor amigo, Taehyung.

Un sonido acompañado de una sensación desagradable provino de su estómago.

Hol...

—¡Tengo hambre!

—¿Eh? Ah, pues come algo.

—No puedo. Me salí de mi casa.

—¿Qué? ¿Por qué, Jimin? ¿No ves la hora? Podría ser peligroso.

—Por lo de siempre —ignoró su regaño.

—Oh, entiendo. ¿Volvieron a discutir? Supongo que sí. Te he dicho que deberías irte de ahí, yo con mucho gusto te recibiría en mi casa.

Suspiró. Sí que se lo había ofrecido varias veces, pero no podía aceptarlo. Se negaba a ser una carga.

—Déjalo. Ya te dije que...

—Vamos, tú deja ya esa idea. No eres ni podrías ser una molestia para mí. Eres mi mejor amigo y...

—Y deberías entender que no puedo aceptar vivir en tu casa gratis. Y no estábamos hablando de eso.

—¿Ah, no? Bueno, vivirías mejor aquí conmigo que con esos señores.

—Viviría mejor en cualquier lado que en esa casa.

—No es cierto, no serías feliz en la cárcel.

Buen punto.

—Cierto. Aún así, ya pensé mejor las cosas y solo esperaré a que...

Abrázame (Kookmin) | PAUSADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora