𝟮 + 𝟭. ♡̶ winrina & ryujin

unico.

¡¡ ADVERTENCIA !!

Esta historia contiene:

Lenguaje vulgar.
Contenido sexual MUY explícito.
¡ dos chicas con miembros masculinos!

Si te disgusta este tipo de contenido, no lo leas 💤.

[ . . . ]

— Ryujin, entiendelo, tu tatuador me da malas vibras... — le susurré a mi novia.

Habíamos salido al local de tatuajes al que solía frecuentar Ryujin. Nunca en mi vida pensé que estaría en un sitio así, después de todo hacerme un tatuaje era lo último que hubiera pasado por mi mente, además tampoco tenía muchas ganas desufrir pero supongo que tener de novia a una chica que tiene tatuado hasta el cuello influenció de alguna u otra manera.

Le había dicho que me habían dado ganas de uno, algo pequeño para empezar. Ella siendo la fanática número uno de los tatuajes obviamente se había emocionado y me arrastró hacía el local en el que estamos ahora. ¿El problema? yo creía en las energías, el destino, el karma y el horóscopo. Y todo eso había hecho que dijera rotundamente no cuando entré a ese sitio y miré al tipo que pretendía tocarme la piel.

Si mi corazonada decía que no me convenia, le creía.

Miré a Ryujin suspirar y pasarse la mano por el cuello, supongo que dándose un ligero masaje debido al estrés.

— amor, Jay es una buena persona — volvió a insistir — no hay nada de malas energías en él, es buen trabajador y sujeto.

Volví a negar, cuando decía no era no.

— vale. — asintió ¿y qué tal Youngji? — señaló a la mujer.

— esa tipa lleva mirándote desde que llegamos como si quisiera saltarte encima y montarte — la acusé — olvídate.

Frunció el ceño.— no me sorprende que no lo hayas notado, eres la persona más lenta que conozco.

— bien — habló — ¿y alguna otra persona acá te trae buena vibra?

Revise el sitio cuidadosamente. Miré y
analicé a cada persona que había, mi vista paró en un chico, el único que me daba buenas vibras. — él —lo señalé.

Ryujin siguió mi dedo y rio al percatarse de la persona que señalaba.

— Jeong, él es el que organiza las citas. No tatúa.

Rodé los ojos con pereza— vamonos entonces —agarré su mano y la llevé hasta la salida. Ryujin no puso peros y se dejó llevar.

Al salir, empezamos a caminar entre los demás locales, Ryujin me había dicho que habían otros dos donde tatuaban pero ya me sentía cansada y le dije que lo dejaríamos para después, ella comprendió y fuimos hacía el estacionamiento para volver a casa.

Al llegar al edificio, notamos un camión de mudanzas y a la que supusimos era la nueva inquilina.

— oh, qué lindos tatuajes —señaló Ryujin.

— ¿y si es tatuadora?

Sentí la mirada de Ryujin encima, esa que sabía que me juzgaba.

— deja de caer en estereotipos —me regañó.

Me crucé de brazos— no me estoy dejando guiar por estereotipos —me defendí— lo tuyo pasó hace años, superalo..

La primera vez que vi a Ryujin recuerdo haberme asustado. A ver, ella misma se había encargado de que pasara eso, después de todo la que había corrido como una desquiciada hacía mí a eso de las nueve de la noche con esa apariencia de la que la gente como mis padres, quienes me criaron bajo sus creencias, se quejaban, no ayudaba mucho.