Único.

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"Te quiero".

Dos palabras tan sencillas, pero a la vez tan poderosas. Podían cambiar el estado de ánimo de cualquiera, ya sea poniéndolos felices o nerviosos.

Era una forma "sencilla", a la vez que valerosa, de demostrar el amor que se tenía hacia otra persona. Una prueba de sentimientos tan pura, que movía el corazón a quien la aceptara.

Si esto debía ser así... entonces, ¿por qué a Kousei solo le ocasionaba una punzada al corazón el leerlas?

Era un 20 de febrero, mientras el atardecer anaranjado teñía la ciudad con su luz. Ya casi pasaba un año desde que recibió cierta carta, la cual había guardado y vuelto a leer ese día.

¿La razón? Había pasado un año desde que una amiga que tuvo perdió una batalla contra su enfermedad. Hace un año, Kaoiri Miyazono había fallecido, sobre una camilla de hospital, tratando de acabar con el mal que le arrebató la vida.

Fue esa vez que, tocando el piano frente a un auditorio, Kousei obtuvo el reconocimiento que hace mucho había perdido. Tocando con su alma, sintiendo como la chica le acompañaba sin estar a su lado, pudo ser recomendado a la universidad de música que ansiaba ingresar.

Tanta algarabía para sentir pesar con la trágica noticia. La esperanza de verla luego en ese cuarto de hospital, recibiéndolo con esa sonrisa que emocionaba su corazón, desapareció.

Kousei estaba sentado en su cama, sosteniendo la carta que la chica de cabellos dorados había dejado para él. Un poco de la tinta se borraba, mientras una parte del papel se mostraba arrugada, a causa de líquido que cayó sobre ella.

¿Cuántas veces habria leído esa carta? Sean cuantas sean, seguía sintiendose como la primera vez. Las lágrimas en sus ojos eran inevitables, al igual que derramarlas.

Se quitó los lentes para secarse con su antebrazo. Se quedó mirando su ventana, pensando un poco y recordando aquel tiempo con ella.

Nunca había pensado que Kaori pudiera ser tan importante en su vida. Siendo ella la que logró motivarlo a romper su trauma y superarlo, como también la que le dejara un hoyo en su corazón, llevándoselo con su partida.

Por un momento pensó que ocurriría lo mismo que pasó con su madre, siendo ahora la muerte de ella su nuevo suplicio. Pero gracias a esa carta, junto con las palabras de Tsubaki, es que vio las cosas de una manera mejor.

Aunque ella haya muerto, su recuerdo quedaría vigente en su vida. Su amor por la música, su sonrisa tan resplandeciente y su actitud optimista pese a lo difícil o duro que fuera el momento.

Tal vez le doliera saber de la mentira que dijo. Pero si le hubiera dicho la verdad y hubieran sido pareja, su pérdida podría haberlo destrozado por completo.

Saber que él fue una motivación para ella también fue inesperado, pero de alguna forma le daba un poco de alegría saberlo; que su música podía ser más que una tragedia.

Y el consejo que le dio... Vivir su vida de la mejor manera posible. La de ojos azulados podría haberse rendido. Podría haberse desanimado y no luchar. Pero decidió ver el mundo de una manera positiva. Vivió... Feliz.

Si es que no la hubiera conocido, ¿Hubiera sido feliz? Definitivamente no. Gracias a ella, esa pasión por el piano regresó. Una meta que alcanzar y un sueño que cumplir.

Un deseo transmitido por las experiencias vividas y el amor que, aunque nunca se hubiera confesado, fue lo que los unió hasta el final.

No podía evitar las lágrimas; ya lo había aceptado. Eran de dolor, pero también de paz. Paz por saber la verdad; paz por poder hacer la vida de Kaori feliz; paz por estar a su lado y lograr juntos cosas que no pensó que podría.

Pero, sobre todo, paz de saber que ella murió siendo feliz. Y él debía continuar con su memoria en su mente y corazón. Que sus manos transmitieran esos sentimientos a quienes lo escucharan.

Hace más de un año que Kaori murió, un 18 de febrero lo dejó. Pero cambio la estación, llegando la primavera. El tiempo pasa; el mundo no se detiene.

Y él, aunque a veces viera atrás, debía avanzar. Con ella a su lado, en su corazón. Seguro a la de cabello dorado le hubiera gustado saber que siempre estuvo ahí dentro.

Dobló la carta, guardándola en el sobre donde la tenía. La puso en el cajón de su escritorio, cerrándolo.

"Yo también te quiero Kaori. Y siempre te querré".

·


Quería subirlo el 18, pero no me dio tiempo xd. Espero les guste y, si es así, voten y compartan la historia.

De paso, felicitar a @FREAK_KIYO por ganar la dinámica. Próximamente haré más para que pidan jeje.


Sin más...


Ya se la saben...


¿Quieren que lo diga?...





WOOF BY-



—Parece que está ocupado...

Tsubaki revisaba su celular una vez más, esperando que su amigo leyera los últimos mensajes que le había enviado.

Sabía que la fecha era reciente, por lo que era posible que se sintiera melancólico. Lo conocía bien, por lo que quería ayudarlo de alguna forma.

Pero, pese a que ella ya no estuviera, debía aceptarlo... No podía competir contra el amor que el de cabellos negros casi grisáseos tuvo a la chica violinista.

Algo que aún no podía aceptar...

—¿Te contestó?

—Nada...

—Mm... ¡Vamos a verlo!

Ryota sugirió con total convicción. La castaña pensó en la idea propuesta, aceptándola posteriormente. De vez en cuando podía tener muy buenas ideas.

¿O tal vez sí?...


·


¿Será este el final? Dependerá de ustedes :)

Palabras tardíasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora