Capítulo 2: En un mundo negro también hay tonos rosas y naranjas

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Pasaron tres años y una chica nueva ingresó en el mismo centro que Aktnicx, se llamaba Jayla Krinass y era dos años menor que él. Cuando se cruzaron el chico la saludó y ella le devolvió el saludo tímidamente, le preguntó cómo estaba y él le dijo que ahora se encontraba mejor. Aktnicx le preguntó por qué estaba en ese centro y ella le contó que había nacido por error.

Sus padres la tuvieron por accidente, no la querían, por lo que la dieron en adopción. Cuando era una bebé de dos años, una pareja la adoptó, estuvo viviendo con ellos hasta que cumplió los trece. Hacía un año que habían empezado a maltratarla. Ella los denunció con la ayuda de su tío adoptivo y se fue a vivir con él durante un año, pero tuvo que volver al centro de adopción porque a su tío lo habían echado del trabajo y no la podía mantener.

Cuando Jayla acabó de contarle su historia, Aktnicx se quedó atónito, no comprendía cómo alguien no podía querer a esa chica. Era preciosa. Era alta, debía estar alrededor del metro setenta, delgada, tenía la piel blanca, el pelo largo, ondulado y pelirojo, unos ojos hipnotizantes de color verde con manchitas azules y rasgos afilados. Sin duda alguna, lo que más le cautivó fueron las pequitas que le cubrían la nariz y parte de los pómulos.

Aktnicx se había quedado callado al estar contemplando esa belleza que tenía enfrente, estaba claro que le atraía mucho esa chica. Jayla se dió cuenta de que le estaba dando un repaso con los ojos, pero fingió no enterarse, así que para aliviar un poco la situación le preguntó el motivo de su estancia en el centro. Inmediatamente, Aktnicx cambió su expresión por una melancólica, triste y dolida, se quedó callado y con lágrimas en los ojos. Al instante Jayla se arrepintió de habérselo preguntado, y cuando vió que se estaba desmoronando, sin dudarlo un segundo lo envolvió en un abrazo y le permitió llorar en su hombro. Le dio mucha lástima ver a un chico de dieciséis años tan jodido.

Se quedaron sumidos en un silencio extrañamente cómodo, y aún sin separarse, ella le dijo que lo sentía. Aktnicx simplemente asintió con la cabeza y se separó de ella avergonzado y ruborizado por haber montado tal espectáculo. A ella eso le pareció muy tierno. Finalmente él decidió acompañarla a su habitación y acto seguido se encerró en la suya. Esa noche se durmió pensando en ella.

Pasaron seis meses, Jayla y Aktnicx se habían convertido en mejores amigos. Aunque ambos se querían como algo más que eso, ninguno era capaz de admitirlo y dar el paso para iniciar una nueva relación. Durante ese periodo, Jayla consiguió que Aktnicx dejara de consumir sustancias ilegales, fue un proceso muy duro, pero lo hizo por ella.

Un día, Jayla le pidió a Aktnicx que fuera a su habitación, porque tenía que pedirle una cosa. Cuando le dijo eso, él se quedó intrigado, así que fueron a su habitación y esperó a que Jayla hablara.

- ¿Quieres tener una cita conmigo?- Le dijo ella rápidamente, tan rápido que dudaba que Aktnicx la hubiera entendido.

Él sólo se quedó mirándola, así que Jayla se mentalizó para escuchar la peor de las respuestas posibles, entonces él habló.

- ¿Y tú quieres ser mi novia?- Le preguntó aparentando estar tranquilo, aunque por dentro estaba muy nervioso.

Jayla se quedó sorprendida, y ahora fue su turno de quedarse mirándolo con la boca abierta. Cuando vió que su cara se iba transformando en una triste y preocupada, se dio cuenta de que no le había respondido.

- Sí -. Respondió sin un atisbo de duda en su voz.

- ¿Sí? - Preguntó sorprendido.

- Claro que sí, tonto -. Se le escapó una risita.

- Te quiero desde que te ví por primera vez Yla -. Declaró Aktnicx acercándose a ella.

- Yo también Nicx -. Y lo besó.

Hacía un año y medio que habían empezado su noviazgo. Cada viernes iban a un lago que había justo saltaban la pared del centro. Era un lugar muy tranquilo, allí nadie les molestaba. Había bancos entre las flores que crecían cerca del lago y una pérgola con rosas alrededor, cada vez que iban, Aktnicx le daba una rosa a su chica favorita. Además, había ardillas y les solían dar de comer. Mientras disfrutaban de la hermosa vista, se oía el cantar de los pájaros. Detrás del lago, se veían las altas montañas cubiertas de nieve, y a la izquierda de estas, unas cataratas alucinantes. Sin duda, era un paisaje precioso.

Aktnicx logró contarle su pasado a Jayla, a ella le entristeció mucho saber todo lo que había sufrido su novio, aunque juntos lograron superar esos traumas, porque formaban un gran equipo y estando unidos, podían con todo, nada ni nadie les podía detener. Sólo les quedaba pendiente una cosa, encontrar a Nikailin.

Aktnicx había cumplido los dieciocho, por lo que tuvo que salir del centro. Lo primero que hizo al ser libre, fue hacerse un tatuaje del nudo del ocho detrás de la oreja izquierda. Lo que más le sorprendió fue encontrarse a otro chico que debía tener su edad, de su altura más o menos, el pelo rapado, un poco más oscuro que el suyo y la piel un poco bronceada. Le recordaba a su hermano, y eso le entristeció, porque sabía que no era él. Nikailin adoraba su pelo, y nunca dejaría que alguien le hiciera semejante cosa. Pero lo que más le sorprendió, fue que también se iba a tatuar el nudo del ocho detrás de la oreja, aunque este se lo haría detrás de la derecha. Finalmente, optó por ignorar al sujeto.

A pesar de todo, Jayla era menor y aún debía vivir allí. Por lo que el día en que su novia cumplía los dieciséis, Aktnicx la adoptó para que pudiera salir de allí y así poder estar juntos. Cuando salieron del centro, cogieron un taxi y fueron directos al aeropuerto. Una vez allí, cogieron el primer avión que salía, les daba igual el destino, solo querían huir de esa isla y su horrendo gobierno.

Iban a continuar con la búsqueda de Nikailin, no iban a parar de investigar hasta obtener alguna pista que les condujera a él. Por razones obvias, no iban a buscarlo estando en la isla, lo harían desde el destino en el que aterrizara su avión.

CUATRO CAMINOS UNIDOS POR UN ÚNICO DESTINODonde viven las historias. Descúbrelo ahora