Capítulo 29: Espinas de cristal

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Año 3031

Narrado por una sombra

Scarlett había metido ratas dentro de la mansión, le pareció divertido, además tenía presente que Leroit destruyó a Noor, el mayordomo robot, por lo que ellos mismos tendrían que cazarlas, pues ninguno soportaba las plagas. 

Mientras se cambiaban la ropa y recogían una parte del desastre del comedor, uno de aquellos ratones escaló la pierna de Shappira, quien gritó como loca. 

Tardaron más de una hora en capturarlos a todos y exterminarlos. 

Cuando finalmente salieron de la mansión en el elegante auto de Leroit, nadie se hablaba ni se miraba. Draven, Dexter y Osiis se quedaron en la mansión, se les encomendó vigilar a Venus y Neocrime, aunque realmente sería Osiis la que vigilaría que aquellos dos muchachos rebeldes no hicieran algún desastre o bien se matasen entre ellos.

—Shhh —dijo Júpiter, acababan de saltar la reja de la entrada, cayendo por el camino de piedras.

—Dejé una nota en mi casa, mi madre se asustará pero al menos si algo nos sucede sabrá quién fue —confesó Cornelius, hablando sumamente bajo, Archeus ni siquiera lo pudo escuchar pero Júpiter sí. 

—Vamos, cuidado con las piedras —expresó el pelirrojo, apretando con sus manos el mango de su bate metálico. Cornelius sujetaba una sartén y Júpiter una raqueta eléctrica para matar mosquitos. Se acercaron cada vez más, se dirigieron por un costado hacia el jardín, sabían que entrar por el frente sería arriesgado. 

—Mira nada más este jardín, podrían construir otra casa si quisieran —susurró, sus ojos amarillos moviéndose continuamente de un lado a otro, vigilando cada espacio, puesto que en las películas de misterio el lugar que descuidaban era justo dónde un bicho del más allá salía brincando. Era de noche, pero la mansión contaba con luces encendidas la mayor parte del tiempo, por lo que se les fue fácil llegar a la parte de atrás.

—Pero qué mierda... —bufó el pelirrojo, se pasmó y cuando los demás giraron a lo que observaba encontraron aquel enorme agujero de la pared. — ¿Quién habrá hecho eso?

—Quizá... quieren ampliar —tartamudeo Cornelius.

— ¿Ampliar? —murmuró Júpiter. —En estos tiempos nadie demuele así un muro... 

—Tal vez re decoran a la antigüita —respondió.

—Caminen... debemos encontrar pronto a Mikalé —se movió adentrándose con valentía, peinó hacia atrás su cabello pelirrojo, la frente le sudaba, el bate se resbalaba de sus manos y quería regresar a casa... aún así, no podía echarse para atrás. Ingresaron, Cornelius se acercó a Archeus y le jaló la manga de su ropa, este giró y cuando lo vio a punto de llorar del miedo, le tomó la mano y la entrelazó.

—No me vayas a dejar solo.

—Jamás —le sonrió, su semblante se relajó un poco mientras miraba a Cornelius, se inclinó hacia él y le besó la mejilla.

—Tampoco me vayan a dejar sola a mi —dijo ella, mordiendo su labio mientras observaba la oscuridad del lugar. Parecía como si no hubiera nadie... entonces escucharon pasos en el segundo piso. 

Osiis se encontraba en la biblioteca, leía un libro tranquilamente mientras que Dexter y Draven se peleaban desde el segundo piso de la biblioteca por un libro, cada uno asegurando haberlo visto primero. 

—Búscate otro —resopló Draven tomando el borde del libro para jalarlo, el rubio no lo soltó.

—Espera —le cubrió los labios. —Alguien entró a la casa —dijo Dexter, escuchando los pasos. —, oh, jugoso... vinieron los amigos del que llamaste Pulcra.

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