El doncel del inframundo

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Tony era sin duda el más grande de los dioses, sus poderes sobrehumanos habían logrado que se posicionara por encima de los mortales e inclusive por encima de otros dioses; luego de una larga lucha por salir de la sombra de su padre había logrado forjar un imperio sumamente imponente; pero como todo dios tenía sus fallas, tener gran cantidad de poder no le eximia de caer en ciertas tentaciones terrenales pero había dejado todo eso atrás desde que conoció a Steve; desde el primer momento en que se encontró con el joven encargado de traer abundancia y prosperidad a su imperio no pudo apartar su vista, le llevo mucho tiempo convencerlo de que ahora era otro tipo de dios, que ya no solo se regía por las pasiones terrenales y los vicios mundanos, que ahora si se tomaba su trabajo y su poder en serio.

Fruto de este apasionado romance había nacido Peter, era la luz de sus ojos y Steve lo cuidaba de todo lo malo, no podía permitir que nadie dañara a su querido hijo, es por eso que a sus veintiún años el joven no tenía permitido salir a solas, siempre debía estar acompañado de alguien para así evitar cualquier mal, pero no contaba con que había otro dios que llevaba un buen tiempo observando a Peter.

- Deberíamos regresar – Harry bostezo mientras arreglaba su arco

- Solo un poco más – Peter miro alrededor – el día esta bonito como para estar dentro del castillo

- Tu padre se enojará contigo si no llegas para el almuerzo – Eddie se estiro – además escuche que Tony regresaba hoy

- Si, creo que si- Peter miro nervioso hacia el suelo

- ¿Pasa algo? – Harry miro a su amigo- estás algo raro

- Chicos yo...

Antes de que Peter pudiera terminar la frase se escuchó un ruido entre los arbustos, Harry y Eddie tomaron sus armas pero una gran abertura en el suelo los tomo por sorpresa, de ella salió un joven hombre quien sonrió a los muchachos y se dirigió rápidamente donde Peter quien trataba de ocultar su sonrisa. En un abrir y cerrar de ojos todo había pasado, los dos jóvenes miraban el suelo aterrados porque sabían que Steve iba a castigarlos por permitir que se llevaran a Peter.

Mientras tanto en el inframundo Peter miraba con deseo al hombre que lo había secuestrado.- No puedo creer que haya funcionado

- Llevamos planeando esto hace meses, me sentiría mal si no hubiera salido todo perfecto - Quentin lo tomo entre sus brazos - no sabes cuanto deseaba estar así contigo

- Me da un poco de pena por los chicos, pero cuando mis padres vengan a buscarme les diré la verdad

- ¿Le dirás que te enamoraste del dios del inframundo?

- Les diré que estoy loco por él, tanto así que elegí escaparme de casa a no poder verlo...- Peter se acerco más a Quentin – me siento tan libre aquí

- Es diferente... espero que no te asuste este lugar

- No te preocupes, tengo estomago fuerte – Peter le dio un beso rápido en los labios-lo que importa es que estemos juntos y ya nadie podrá separarnos

- ¿Qué harás si tus padres se oponen?

- Nada, no pueden llevarme de aquí, es un beneficio de estar en el inframundo; la única forma de regresar es si quiero hacerlo y planeo pasar una larga temporada a tu lado

- Me parece perfecto

Quentin le sonrió al joven por quien había roto las reglas, no debía de haberse enamorado de ese jovencito que probablemente le causaría tantos problemas con otros dioses pero ¿qué podía hacer? Desde el primer momento en que se vieron sintió como esa chispa surgía, apenas había sido un intercambio de miradas en el solsticio de invierno y con eso cayó rendido a sus pies... aún recordaba como ese día casi no asistía a la gran fiesta, pero algo dentro suyo lo motivo a arreglarse e ir... y vaya que había sido una buena elección porque conoció a quien poco a poco se convertiría en la persona más importante para él.

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