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KyungHo se pregunta si DongGeon realmente no se da cuenta de que tiene una fijación oral.
Si no se da cuenta de todas las veces que se muerde los labios hasta que le salen moratones, si no sabe que la razón por la que le cuesta crecer y pintarse las uñas es por todo lo que se mordisquea hasta las yemas de los dedos.

Y vale, KyungHo sabe que podría pasar como otro mal hábito suyo, como algo normal. Excepto que no lo es.

Es otra de las cosas que DongGeon hace que más le molestan. Las que desconciertan tanto a KyungHo hasta el punto de molestarle porque es difícil pasar el rato con DongGeon cuando está constantemente no sólo mordiendo sino chupando y lamiendo cosas.

Inconscientemente o no, DongGeon se lleva todo a la boca. Desde los cables de sus auriculares, a las cuerdas de su sudadera, incluso sus collares, pulseras, micrófonos... y la lista sigue y sigue. Si KyungHo no recuerda mal, incluso lo ha visto con sus peluches en la boca mientras veía la tele.

KyungHo está cansado de eso. Es ridículo, probablemente peligroso y distrae, hasta el punto de que se queda ahí, mirando a DongGeon. Sus labios y todo lo que pone en medio.

Se supone que deben estar haciendo sus tareas en este momento, son sólo ellos dos solos en la habitación de DongGeon. Está agradecido de que nadie de los demás esté aquí para ver cómo sus ojos siguen moviéndose hacia adelante y hacia atrás a la manga de DongGeon y la pequeña mancha húmeda que está dejando cada vez que se saca la manga de la boca.

KyungHo ya no puede más.

— Vas a acabar haciéndole un agujero, ¿sabes? — le dice. DongGeon le mira confundido.

— ¿Qué?

KyungHo no responde inmediatamente. Más bien, agarra la mano de DongGeon, sacando la manga de la sudadera de su boca y mostrándosela. Las mejillas de DongGeon se ponen rojas cuando finalmente ve la mancha de saliva en ella, sintiéndose avergonzado.

— En serio, para —, continúa KyungHo, — quiero terminar esto y tú sigues haciendo eso.

—¿Que yo me ponga a lamer lo que sea te molesta, KyungHo?—. DongGeon hace un mohín, obviamente bromeando, —  déjame en paz, no lo hago a propósito.

— Realmente quieres ser un gato —, se burla KyungHo, — siempre mordiéndolo todo —.

— No me obligues a morderte —, se defiende DongGeon.

Son mejores amigos, están acostumbrados a jugar. Así que KyungHo acerca burlonamente su mano a la cara de DongGeon, moviendo los dedos y sin esperar mucho más que DongGeon le ponga los ojos en blanco.

— Te reto —, dice.

DongGeon levanta una ceja, considerando realmente la oferta. Él no va a perder ahora. No cuando también está leyendo las expresiones de KyungHo y ve que el más joven en realidad está esperando que él haga algo.

Así que, a la mierda, se inclina y muerde. Sin embargo, no es lo suficientemente fuerte como para que KyungHo se eche atrás, sino que se queda mirando los carnosos y bonitos labios rosas de DongGeon alrededor de la punta de su dedo. Tiene una expresión descarada en la cara, como burlándose de él.

Por un momento, DongGeon siente que ha ganado. Si KyungHo sigue burlándose de él, puede burlarse a su vez. Pero en el lapso de un segundo, hay un segundo dedo acercándose a él. Y como una respuesta automática, DongGeon le da la bienvenida.

Hay algo que descubre que le gusta. Algo sobre la experiencia pesada, áspera pero realmente satisfactoria de tener los dedos de KyungHo descansando cómodamente en su boca.

Su mejor amigo también está hipnotizado.

Ninguno de ellos se da cuenta cuando cruzan esa línea, cuando la broma ha terminado y todo lo que queda es DongGeon chupando los dedos de KyungHo.

La boca del mayor se siente húmeda, caliente y KyungHo traga saliva ante las posibilidades. Mientras tanto, la expresión de DongGeon se suaviza.

Cuanto más KyungHo mira el brillo en sus ojos éste crece más. Tener ese pequeño, diminuto pedazo de poder sobre él.

— Sólo necesitas algo en la boca, ¿eh? — KyungHo dice en voz baja, tratando de no arruinar el ambiente. Sus notas y bolígrafos y todo lo que estaban haciendo hace unos minutos se olvida tirado a su alrededor.

DongGeon se queda sin palabras, él empezó esto. Una parte de él sabe que aún puede retroceder, golpear a KyungHo en el hombro e intentar reírse de él.

Pero su cuerpo no intenta moverse ni un centímetro.

Le sale un poco de baba por la comisura de los labios que KyungHo le limpia rápidamente con el pulgar. DongGeon se siente humillado, tonto e indefenso, pero le encanta y no quiere que se detenga pronto.

— Puedo ayudarte con eso, si quieres —, KyungHo no tiene ni idea de dónde sacó el valor para decir eso, su mano libre acariciando amorosamente las mejillas de DongGeon. — Usa tus palabras, DongGeon, ¿es eso lo que quieres, cariño? — dice al ver a DongGeon asentir.

—, murmura torpemente entre sus dedos, — sí, por favor —. DongGeon se sonroja cuando KyungHo le sonríe suavemente.

— Buen chico.

⌏𝑶𝒓𝒂𝒍 𝒇𝒊𝒙𝒂𝒕𝒊𝒐𝒏⌌Donde viven las historias. Descúbrelo ahora