El híbrido y su amante.

capitulo 7

"Está bien, vamos a ver aquí". Eris dijo, mientras abría el grimorio que Elijah tan cuidadosamente le había proporcionado. Todos los Mikaelson, menos Finn (que había desaparecido inmediatamente después de la muerte de su madre) y Rebekah (que todavía estaba ocupada con Damon) se habían ido a la biblioteca, en caso de que pudieran ayudar a Eris mientras revisaba el grimorio de su madre. "Hechizos, maleficios, maleficios, maleficios..." dijo, hojeando las páginas, "...ah, aquí estamos. Maldiciones".

"Espera un minuto. ¿Puedes leer escritura vikinga?" Kol preguntó, estupefacto. Eris se puso un poco rosada ante su pregunta.

"Bueno, después de que Nik me dijo cuántos años tenía, podría haber investigado un poco sobre la era..."

"Aprender un idioma muerto no es diminuto". Entrada de Elías. Klaus estaba disfrutando en silencio de la conversación, aunque no podía evitar la sonrisa de suficiencia mientras entretenía a Teddy. Qué mujer.

"Volvamos a los negocios, ¿de acuerdo, caballeros?" Eris redirigido. "La maldición que hierve la sangre, la maldición de la impotencia, guau, eso no es genial, la maldición que rompe los huesos, no puedo mentir, me divertí mucho con una variante de esto en mi época, y aquí estamos: la maldición que une la sangre". ... Ingredientes necesarios: sangre de los sujetos involucrados en la unión, y la sangre de un ser mágico. Bien, esa debe haber sido la razón por la que necesitaba el dopplegänger. Mezclar sangre, bla, bla, bla, hmm... Está bien". Cerró el libro de golpe, el ruido sobresaltó a los Originales en la habitación. "No tengas miedo. Esto se puede revertir con bastante facilidad. Solo necesito un vial de cada una de tus sangres, incluida la de Finn, así que tendremos que encontrarlo".

"¿Qué hay de la sangre del doppelgänger, amor? ¿La necesitaremos?" preguntó Klaus.

"Lo que pasa con los doppelgängers es que si bien son seres mágicos, también son un gran dolor de cabeza. Evitaría usarlos tanto como sea posible porque hacen las cosas innecesariamente difíciles. Además, tenemos acceso a otro ser mágico. "

"¿OMS?" Preguntó Kol.

"Yo por supuesto." Eris respondió.

"¿Cómo funciona eso? He estado vivo durante más de mil años, y nunca he visto a una bruja usar su propia sangre como ingrediente mágico". preguntó Elías.

"Eris es un hermano muy especial". Klaus casi cantó con orgullo.

"¿Cómo es eso?" preguntó Kol, siempre intrigado por la nueva magia.

"Las brujas con las que andas usan magia. Seguro." Ella se encogió de hombros. "Pero no son intrínsecamente mágicos. Usan la magia de la Tierra o de sus Ancestros, ¿pero yo? Mi magia viene de adentro. La magia fluye a través de cada parte de mí. Y no hay forma de apagarla".

"¿Y todas las brujas de tu tipo pueden convocar a la Muerte como tú?" preguntó Elías. Eris sonrió, pareciendo el gato que se comió el canario.

"Por supuesto que no. Una bruja normal que intenta convocar a la Muerte es el equivalente a que ella firme su propia sentencia de muerte. Pero sabes, nunca he sido normal. Ahora basta de hablar de mí, rompamos esta maldición para que todos puedan vivir". sus vidas felices y separadas". Ella aplaudió.

Eris estaba ocupada organizando el pequeño ritual necesario para romper el vínculo de los hermanos Mikaelson. Había recuperado la custodia de Teddy, ya que Klaus se había ido con sus hermanos para localizar a Finn, y actualmente estaba de regreso en el salón con Rebekah torturando a Damon como telón de fondo mientras le señalaba los diferentes objetos mágicos a Teddy. Fue una experiencia de aprendizaje por todos lados.

"Muy bien, Teddy-love. Tenemos velas negras para atar y proteger, habría usado su color opuesto, blanco, pero el blanco tiene muchas otras connotaciones que no creo que encajen muy bien con nuestros amigos vampiros. No son las personas más inocentes". Ella sonrió. Teddy solo miraba, embelesado por su madre. "Uno para cada hermano". Colocó las cinco velas negras en formación de estrella, sobre la mesa redonda que requisó para la ocasión. En medio de la mesa, y por tanto de las velas, había un cuenco de piedra negra poco profundo.