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Las hojas resecas caen,
abre su cuaderno un poeta.
La luna y el cielo paren,
silbó la luz de un cometa.

Las nubes y vientos cesan,
orquestas del césped los grillos.
Aves vespertinas se restan;
del canto del búho un sonido.

La nada a la noche condensa,
o la noche condensa la nada.
La nada es, que si la hay nada,
entonces la noche comienza.

Tiembla el silencio de sonidos,
se enmudece la mente de golpe.
Espera admirar, sin quejidos,
su paisaje eterno de agolpe.

Y escribe...

Luz en un Mar de LucesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora