II: Blanco

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Una luz enceguecedora irrumpe sobre su ofuscado campo visual, sus ojos escocen y sencillamente preferiría no tener que abrirlos, sin embargo, un ímpetu desconocido le orilla a hacerlo, todo se revierte difuso a su alrededor, aunque la tonalidad nívea tiene un pronunciado dominio sobre la escena, le es imposible percibir con claridad todos aquellos sonidos que colman la habitación, es como si todos sus sentidos se encontrarán opacados incapaces de realizar su óptima función. Su garganta se encuentra sedienta, un punzante dolor de cabeza y la gélida sensación que acomete la parte interna de su nariz más tarde sabría que se trata del oxígeno que se le ha sido suministrado, le provocan un malestar progresivo.

Cierra sus ojos nuevamente con mayor ímpetu, al abrirlos encuentra la apacible presencia de un hombre pálido, su cabello es color azabache y su mirada es aún más afilada que la suya, su vestimenta es despreocupada, utiliza una sudadera color vino que parece dos tallas mayor por encima de la propia y un pantalón color caqui, los múltiples colores ofuscan sus apenas avivados sentidos, solamente puede pensar en el tailandés.

- ¿Jaebeom? - sus palabras resuenan a la distancia como si estuviera regresando de un prolongado sueño - Jaebeom, soy yo, Yoongi - el cariz de su voz es grave pero suave, extrañamente familiar.

Percibe la cercanía del contrario, de pronto aquellas puntas nasales que le proporcionan una cantidad mesurada de oxígeno se vuelven insoportables, pretende quitarlas.

- Cuidado - menciona un templado Yoongi, auxilia a su hermano a extraer aquel artefacto, sus manos son más cálidas y tersas.

Lim Yoongi es el hermano biológico de Jaebeom, dos años mayor que él, más reservado y menos inquieto, generalmente más hostil, sin embargo, al hallar el endeble mirar del menor sus ojos se iluminan y obsequia una genuina sonrisa al contrario.

- ¿Quieres agua? - inquiere el mayor al fijarse en el movimiento que manifiesta su garganta y en los labios agrietados.

Jaebeom asiente con debilidad, él vierte el agua contenida en una jarra de cristal en la ligereza de un vaso de plástico, le ayuda a beber, a Lim le gustaría poder hacerlo más rápido porque sus ansias son sumamente enormes, pero sus movimientos son torpes, se siente como si no pudiera tener un verdadero control sobre su cuerpo, peor aún siente que no habita el mismo.

- ¿Dónde está? -pronuncia con esfuerzo, su propia voz le suena irreconocible - ¿BamBam?

Una segunda voz irrumpe el aclamado silencio que ambos habían establecido, una curiosa mezcla entre un sonido áspero y cándido se esparce sobre el apacible ambiente.

- ¡Despertó! - anuncia con una emoción creciente un joven de cabello castaño.

Se acerca a la módica cama de hospital en la que reposa su hermano y le abraza sin demasiada delicadeza, entonces Jaebeom percibe cada extremidad y experimenta un liviano dolor sobre cada fragmento que el castaño toca, puede convencerse de que aquello es real, su cuerpo le advierte con firmeza que existe en la simpleza de aquella lechosa habitación.

- Dale espacio, Jiaer - le pide el mayor sin dejar de prestar atención a un extenuado Jaebeom.

Yoongi había indagado profusamente sobre distinta información en el disperso y a veces poco confiable mundo del internet, sobre un coma natural, leyó acerca del supuesto testimonio de un hombre norteamericano que había despertado de un coma de dieciocho meses con una genuina pero tardía recuperación, el hombre comentaba que aquello no es como sucede en las películas, despertar de un coma te cambia íntegramente la existencia, aunado a que tu cuerpo no vuelve a ser el mismo, había leído que un estado de inmovilidad prolongado termina por reducir la densidad ósea y la masa muscular, por lo que no parece extraño que una persona después de un amplio período de reposo termine por fracturarse alguna parte de su cuerpo debido a la fragilidad en sus huesos. Debido a que Jaebeom no había estado inconsciente por demasiado tiempo aquello no lograba inquietarlo, sin embargo, existe algo indescifrable en el mirar cansado del menor que lo mantiene angustiado.

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