III: Gris

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El tailandés revuelve su cabello húmedo frente al espejo, las yemas de sus dedos pretenden pasar por encima de la pálida piel que rodea aquella tinta fuliginosa recién estampada en la porción alta de su espalda de lado izquierdo, sin temor alguno, puede asegurarse que el tatuaje luce igual de bien que la noche anterior en Seocho Gu con un par de cervezas encima; BamBam acaba de cumplir los tan poco anhelados veinticinco para cualquier veinteañero, a Mingyu le provocó cierta alegría ya no ser el único de mayor edad después de Jaehyun de su círculo más íntimo, por lo que siendo el más reacio, fue el primero en apoyar la idea de Jeon, tatuarse algo que aludiera a su amistad, que los siete llevarán grabado en el cuerpo como una cicatriz; habían discutido tal vez demasiado sobre aquella mesa acerca de que deberían tatuarse, las propuestas se volvían cada vez más incongruentes conforme el incremento de botellas de soju a su cuenta , cuando terminaron de cenar Jimin sugirió que se redujeran a plasmar un simple "7" con la tipografía de su preferencia la mayoría estuvo de acuerdo, Jungkook besó la mejilla de su prometido.

- ¿Cómo no se nos había ocurrido? - preguntó Jeon mirando con admiración a Park que simplemente rio sabiendo que aquella broma había sido tomada demasiado en serio.

El único en cuestionar aquella elección fue Eunwoo, por lo que fue el primero en someterse al borde de la aguja, siendo su primer tatuaje fue el que menos exteriorizo algún dolor, probablemente Jaehyun fue el que más se quejó al respecto y para Jeon resultó una nimiedad, al terminar acarició la cintura de Park y mantuvo su mano ahí con genuina naturalidad y aunque continuó intercambiando unas cuantas palabras con su tatuador predilecto y los demás, su atención definitivamente era para Jimin, ambos concluyen en aquella clase de pareja que te provocan cuestionar tu propia felicidad; el caso de BamBam parece una verdadera comedia, antes de llegar a Corea podía convencerse a sí mismo que la soltería era su único camino viable aunado a sus ambiciosas metas y al anhelo de dedicar toda su vida a llevarlas a cabo tener una pareja estable parecía no tener cavidad, sin embargo, desde hace unos años atrás aquel vacío intermitente no le abandona, como si en el fondo supiera que se trata precisamente de alguien y no de algo, pero no de cualquier persona porque aquello sería demasiado simple; aquel sentir sólo lo ha hablado con Yugyeom, siendo él su amigo más cercano.

Antes de abandonar el departamento toma una aspirina acompañada de un mesurado trago de jugo de naranja y una barra de cereal suponiendo que aquello sería suficiente al menos hasta el mediodía, es la segunda vez que acude a una práctica en aquel estado y continúa cuestionándose por que había decidido hacerlo desde un principio, siendo la celebración de su cumpleaños insuficiente pretexto para él.

Durante el trayecto una de sus manos acaricia parte de su pecho, de lado izquierdo, donde su corazón se mantiene incesante, aquello lo hace cada mañana de manera irreflexiva, rememora su primera semana en Seúl, había abandonado Tailandia al cumplir los 22 años, en Bangkok ya presumía de una notoria trayectoria como un versado bailarín, sin embargo, supo que al mudarse a Corea tendría una mayor oportunidad de volverse un elemento distinguido en aquella industria, su principal obstáculo fue el idioma aunado a las diversas formalidades y honoríficos que continua sin comprender del todo, tomó el primer vuelo existente a Corea, inmediatamente el siguiente día después de su cumpleaños y aunque pareció demasiado dramático para su gusto simplemente se trató de aprovechar un descuento de poco más del 30% para los boletos pertinentes a la clase económica; fue Bang quien le auxilió primeramente en su torpe coreano y aunque su primer encuentro fue sumamente incomodo siendo un par de jóvenes de la misma edad, básicamente extranjeros, que habían intercambiado múltiples mensajes mediante un foro de internet, pronto lograron adaptarse a la presencia del otro.

Cuando conoció a Yugyeom fue bastante diferente, el coreano fue sumamente amable con él, tanto como un introvertido joven originario de Namyangju podía serlo y para BamBam se sintió extrañamente familiar, Kim terminó por provocar que su coreano mejorara notoriamente, por el sencillo hecho de que de no hacerlo entonces no podrían comunicarse decentemente. Al tailandés le agradó Yugyeom desde el principio, a pesar de que parecía que lo único similar que poseían es la edad, lograron comprenderse en demasía, él es menos ambicioso, pero más metódico en los detalles, más cohibido y menos sensato, sin embargo, el afán de ambos por presionar hasta el límite y su indudable disciplina les permitió cimentar las bases de probablemente la mejor amistad que ambos han tenido.

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