¿Cómo una criatura tan ordinaria y simple podía moverse con la delicadeza de un pétalo?
¿Cómo eran capaces de despreciar a tan hermosa flor? ¡Cuanta envidia cabía en aquellos cuerpos fallecientes!
Ahí estaba ella, deslizándose sobre sus pies descalzos entre los tonos anaranjados y amarillentos de las hojas, las cuales se dedicaban a caer de las ramas adornando el espacio en torno a ella cual ninfa guardiana.
Pequeñas flores silvestres adornaban su larga cabellera trenzada, algunos mechones se rehusaban a ser domados, pero así le gustaba a ella, así era ella... ¿Quién diría que tal belleza podría concentrarse en una muchacha tan joven? Tendría apenas la edad suficiente para entender la mitad de la maldad existente en su mundo. La sedosidad de su piel bronceada me mantenía ahí expectante, el camino azulado y violáceo de sus venas aún era perceptible, la pureza en su mirada oliva al encontrarse con cada planta y ser capaz de reconocerla me inspira a sonreír desde la distancia.
Así era yo. Activo, con energía, admirador de lo simple, un buen jinete.
Cuando estaba vivo.
Hacía tantos años no tenía esta sensación, no podía recordar cuan satisfactoria era dejarse seducir por cada estación y permitirse ser parte de ella ¿Era tan profunda mi tristeza por falta de placer en tantas cosas? Probablemente. Veía en ella tan buenos recuerdos míos como un artista a su mejor pieza, todo el sentimiento que fluía a través de tan bella escena podría acariciar el corazón y llenarlo de calidez tan propia de un ser como ella.
Podía verse inocente más no era tonta, para nada. Como a todo ser oculto, le hacía falta empaparse un poco de la injusta sociedad, amenazantes de hurtar la buena voluntad y suplantarla por inseguridades, envidias y vicios. No dejaría que se la quitasen, mucho menos que en su bondad la entregue sin estar consciente de cada una de las consecuencias, no sería capaz de arrebatarle experiencias, lecciones... tampoco podía consentir que continuase perdida en el prado con tanta frecuencia como acostumbraba, aunque no tendría que preocuparme mucho puesto que viene de una familia sensata.
Ella estará bien.
"Ya no es una niña, Caspian, ya no tiene diez años".
¿Tanto tiempo ha pasado?
"Es lo suficiente mayor ahora".
Dieciocho años, es verdad.
Elinor... Yo que te vi crecer desde las sombras, embelesado por ti, sabía que te convertirías en una doncella encantadora, más me disculpo por mi harta equivocación. Elinor, tu nombre es la más sutil poesía que necesita mi pecho para sentir algo cercano a la calidez, la sonata que muchos usarían como canción de cuna, el nombre que a ojos de todo aquel que lo sepa apreciar en todas sus letras sabrá apreciarte a ti lo suficiente como para resaltar cada una de tus virtudes..
Mientras te alejabas de regreso al seno de tu hogar me mantuve en la misma posición que hacía horas, hasta que tomaste la distancia suficiente como para abandonar mi escondite.
—Ya entiendo por qué no te cansas de venir —se pronunció una voz masculina a mis espaldas.
Casi de inmediato mi sonrisa se transformó en una expresión seria, no tuve la necesidad de darme vuelta puesto que sabía de sobra de quien se trataba.
—Tenía entendido que no te gustaba cazar a estas horas —cuestioné con un tono gélido.
— ¿Quién es ella?
—Una humana, como todos los demás de esta localidad.
—La recordaba más joven la última vez, estaba más pequeña —opinó con desdén -. ¿Cómo puedes ser tan desagradable?
— ¿Podrías ser más claro, Aramis? —gruñí frente a él, evidentemente ofendido.
—Presumes de tu autocontrol, actúas como si despreciases la vida de deambulante y te crees con la suficiente autoridad como para corregirnos cuando se te venga en gana... —escupió con evidentes notas de desprecio —. Pero tienes la valentía de venir y desear a una pobre chica, drenarle la vida desde que era una niña. Me das asco, eres un...
¡BASTARDO!
Tras el sonido de la palma de mi mano en contra de su mejilla supe la equivocación que cometí, no obstante mantuve la cabeza en alto.
—Deberías conocerme, sabes por qué no seguí entregándome a la sangre humana como el resto del clan —expuse sin ningún tipo de filtro —. Me da vergüenza como no sabes diferenciar hambre y el deseo del afecto, no tienes ni una remota idea de lo que ella significa.
En su rostro se adaptó la impaciencia, esperaba un ultimo argumento para condenarme.
—No soy un pervertido, no la deseo, no la ansío, tampoco la observo para saciarme de forma carnal —sostengo con seguridad —. Si la miraras como yo, no le encontrarías ni la más mínima perversión en su comportamiento ni en mi mente, Aramis.
—Caspian —se sorpendió él esta vez —. ¿Hace cuánto sientes esto por ella?
—Hace dos años... —murmuré —. Hasta yo mismo me sorprendí al darme cuenta.
—Eres un inconsciente, Caspian —me retó el joven frente a mí —. ¿Cómo dejaste que pasara?
Oh, Aramis... Si supiera explicarte te lo diría.
—Sí, me equivoqué con ella. Pero ya está hecho, no planeo acercarme —prometí con todo el pesar de mi corazón.
—Pero vas a cuidarla —susurró mi par —. Ya hiciste el lazo afectivo. Solo espero que seas consciente que cuando menos lo esperes, la muerte va a arrancártela y tiempo después, vendrá por ti también.
—Lo sé, Aramis.
— ¿Estás consciente que la única forma de que eso no ocurra es que ella se entregue?
—Eso no va a ocurrir —sanjé con firmeza —. No merece estar en nuestro mundo.
—Solo a ti, Caspian, únicamente a ti se te ocurre enamorarte de ella...
Suspiré.
—Pues al menos, ahora tienes algo con qué molestarme —le di una sonrisa ladeada —. Aprovéchalo mientras dure.
Con gran estima, les dejo este capítulo. Confieso, no tengo claro cada cuanto actualizaré pero si como será el orden de la misma. Primera vez que escribo algo de este estilo así que, espero lo disfruten.
— Miss Elaine. ☀️
Ig: _srtaelaine
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Calidez Efímera
VampireMuy pocos podían decir que poseían un ángel de la guarda, aunque desde el punto de vista de Caspian él podría catalogarse de tantas formas menos un ser celestial. Para él, Elinor representaba todo lo que alguna vez ansió, podría verla crecer hasta e...