Capítulo 3: La deuda

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Me encuentro durmiendo de lo la más rico en mi habitación, puedo sentir como si comienzo a elevarme llegando la cúspide de la comodidad, es como si por instantes sintiera como estar en el cielo. Y de repente siento el terrible ataque del mismísimo demonio, que solo desea acabar con la paz y traer la desgracia al mundo.

— Natsu ya levántate — exclamó aquel mismo demonio jalándome de un pie para tirarme de la cama.

— ¿Y ahora por qué arruinas mi perfecta paz?— pregunte un poco alterado, ahora si que me moleste un poquito.

— Debes ir a la escuela, ya se acabó tu reposo y puedes volver a intégrate — maldición lo había olvidado... ¿Por qué el descanso no puede ser eterno? — Ya tienes una semana sin ir, no puedes seguir desperdiciando el tiempo.

La inteligencia académica no ofrece ni la menor preparación para la multitud de dificultades a la que deberemos enfrentar a lo largo de nuestra vida.

— Ir a la escuela es desperdiciar el tiempo — dije murmurando entre labios.

¿Qué?— cambió la expresión por una muy molesta, parece que le van a salir cuernos y va a comenzar a escupir fuego, da mucho miedo.

— No nada, que ya me voy a alistar para la escuela — rápidamente me levanté del sueño y adoptó la posición típica de los militares al saludar.

Ella me mira como un tanto molesta y luego se retira de mi habitación para preparase para ir al trabajo. Yo me hago de comer y comienzo a alistarme para la escuela, de camino comienzo a pensar «Últimamente he tenido sueños muy locos».

Cada vez más son frecuentes los sueños donde aparecen criaturas extrañas, es raro pero siento como si ayer hubiera salido de mi casa en la noche, tengo la sensación de que olvidé algo, pero sé que será.

Esas pesadillas si que me tienen alterado, se me eriza la piel tan solo pensar el ellas.
Supongo que el miedo sigue siendo igual de fuerte en los sueños como en la vida real.

Pero debo dejar de pensar en esas cosas tan triviales y comenzar a enfocarme más en la escuela, pero es muy difícil, me da mucha cha flojera.

No sé que tengo hoy pero me siento más habriento que de costumbre y me cuesta mucho mantenerme despierto, todo debe ser  culpa de mi madre al no dejarme dormir bien mis 12 horas de sueño reparador.

Me siento muy agotado para prestar atención en clases.

Hoy llegó mucho más temprano que todos los estudiantes, incluso hasta más temprano que el profesor. Él se ve más tranquilo que de costumbre.

Debo luchar para mantenerme concentrado en la clase, tengo mucho dolor de cabeza y la iluminación es cada vez más molesta, hoy  tuve la lucha más fuerte que he tenido tratando de tolerar todos estos malestares.

¿Acaso serán síntomas del síndrome del corazón roto? Lo dudo no leí nada al respecto que justifique cómo me siento, debe ser la falta de sueño.

A la hora del almuerzo pedí 4 bandejas de comida, sentía que el hambre me iba a matar, podía escuchar como los demás alumnos de la institución hablaban a mis espaldas y se me quedaban viendo raro, el único que se mostraba indiferente de mi apetito era Kevin.

Es más, sugirió que me inscribiera en algún concurso de comer rápido o algo por el estilo, no me había dado cuenta antes pero él también tiene un apetito bastante grande.

Termina  aquel infierno y salgo de la institución para dirigirme al parque que quedaba cerca de allí. Compro un par de cigarros y me dirijo a una banqueta para fumar en paz.

GaikanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora