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Un suspiro se deslizó por enésima vez por sus labios mientras abría el teléfono de la empresa utilizado para rastrear la ubicación de los destinatarios después de entregar un paquete. Una sonrisa de alivio dibujó los labios de la mensajera, ya que sólo quedaba uno por entregar por hoy, lo que significa que podrá tomarse su ansiado descanso una vez en casa. Está a sólo cinco manzanas de su ubicación actual, así que se sube a la moto y se pone el casco antes de dirigirse a su próximo destino.

Jimin lleva ya un año trabajando como mensajera en una empresa y, como mujer en un trabajo dominado por hombres, al principio le resultó difícil, pero acabó adaptándose a los contras de su trabajo. Disfruta de él a pesar de las experiencias no tan agradables que ha tenido.

Sin embargo, lo que más le gustaba de su trabajo era cuando salía a la carretera, recordaba lugares que le parecían interesantes mientras entregaba los paquetes a sus respectivos destinatarios y volvía a esos lugares una vez que terminaba con el trabajo o cuando tenía tiempo libre. 

Cuando por fin llegó al peaje de la subdivisión, saludó al guardia que se acercaba. 

—Buenos días, entrego un paquete a la señorita Janvier Kim. —Mostró la dirección del destinatario escrita en su teléfono. 

—Muy bien, gire a la izquierda en la primera calle y verá la casa de la señorita Kim. —El guardia le dio un pase y la dejó pasar. 

De camino al lugar donde se encontraba el destinatario, no pudo evitar susurrar el nombre "Janvier Kim" al recordar los datos de la destinataria que aparecían antes en su teléfono. 

Cogió el paquete de la parte trasera de la motocicleta y procedió a llamar dos veces al timbre. Mientras esperaba a que la puerta se abriera, leyó la pequeña hoja de papel que contenía la información de la destinataria pegada en el paquete, leyendo el nombre una vez más.

El nombre del destinatario le resultaba familiar, pero no podía precisarlo. Sólo tuvo un buen minuto para escarbar en su memoria y se interrumpió cuando la puerta finalmente se abrió de golpe, devolviendo instantáneamente a Jimin a la realidad. Comenzó a pronunciar su guión habitual con una pequeña sonrisa en los labios.

—Buenas tardes, señorita Janvier... —Hasta que sus ojos se desviaron hacia la persona que tenía enfrente, las palabras salieron de su boca y su sonrisa desapareció. Es como si su mente sufriera un fallo al asimilar quién es esa persona. Extendió los brazos para darle el paquete.

—Señorita Janvier, aquí tiene su paquete —dijo apresuradamente, sintiendo que el corazón se le aceleraba al escanear rápidamente a la mujer de pies a cabeza. Llevaba la mitad de su corto pelo rubio bien recogido y vestía un jersey azul marino que le llegaba hasta los muslos. 

Cuando volvió a mirar a la cara de la mujer, ésta murmuró un "gracias", con una sonrisa de satisfacción grabada en el rostro, al parecer divertida por la reacción que había mostrado la mensajera al verla. 

Jimin fijó sus ojos en la puerta, aún esperando a que Janvier cogiera su paquete cuando ésta la llamó.

—Jimin. —A lo que la mencionada volvió a encararla inmediatamente. 

—¿Sí? —tartamudeó, incapaz de mantener el contacto visual, y volvió a mirar a la puerta, sin gustarle el hecho de seguir nerviosa cerca de Janvier, demasiado familiar para su propio bien. 

—¿Por qué no entras? —ella sugirió, cerrando la distancia entre ella y Jimin— y por favor, deja  de llamarme Janvier —Ella se inclinó más cerca y susurró contra el oído de la chica más alta— sólo llámame Minjeong como solías hacerlo. 

before the night ends | winrinaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora