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En el pasado, cuando el Gran Rey de los piratas Monkey D. Luffy decidió disolver la tripulación de los sombrero de paja el mundo entero contuvo la respiración, el pirata más fuerte de los últimos tiempos decía adiós a la piratería como tal.
Los años pasaron y los sueños se cumplieron. Más algunas promesas nunca prometidas jamás llegaron a concluirse.
Pudding siempre esperó que Sanji volviera a Whole cake para visitarla, por que ella no tenía el valor de tomar un barco e ir a verlo. No después de lo que hizo, y no después de tantos años.
Hasta el día de su muerte, ella nunca supo que fué de la vida de Sanji, si tuvo hijos o incluso si se caso.
En el funeral de la mujer todos recordaban, más que algún recuerdo con ellos, el como la ella siempre tenía la mirada enamorada, perdida y triste.
Recordaban aquellos suspiros que gritaban
«Te extraño»
Sanji por su parte si volvió a saber de Pudding, pero tenía demasiadas cosas en la cabeza sobre que hacer y que descubrir para embarcarse a verla.
Tal vez, puede ser que al morir esa fue una de las únicas cosas de las cuales se arrepintió: nunca haber ido a visitar a la mujer que estuvo a punto de ser su esposa. Lo que no quita que apreció su recuerdo toda la vida. Pero lamentablemente eso no fue suficiente.
No fué suficiente.
Probablemente por eso lo último que recordó Sanji antes de morir fue a Pudding.
A Pudding y esa peculiar personalidad.
Y Pudding, desde el fondo de sus más dulces anhelos, pensó por última vez que de tener otra oportunidad, querría volver a conocer a Sanji, por que así sabría de alguna u otra forma que no debe dejarlo escapar. No otra vez.
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