➷21. La marca

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Cuando Bang Chan conoció a Seungmin, en realidad sintió enamorarse en ese momento, creyó que tal vez, era posible que su oprimido corazón, volviera a sentirse libre de amar a alguien una vez más. Después de todo lo que había pasado con Hongjoong, con su familia y la muerte de aquélla niña. No tenía pensado que en algún momento volvería a sentir esa necesidad de tener a alguien, de cuidarlo, de quererlo y velar por esa persona.

Pero, cuando conoció a ese omega, se dio cuenta de que no quería volver a pasar por lo mismo.

Fue difícil para él dejar ir todo lo que alguna vez tuvo con Hongjoong, su primer amor, la primer persona con la que compartió muchas cosas en común o con quién a veces tenía desacuerdos. Con él aprendió que se podía tener tranquilidad y amor a pesar de tener una vida tan podrida.

Por esa razón, después de todo lo que pasó a lado de ese Alfa, y a lado de aquella niña, tuvo que reprimir muchas cosas en su corazón. Una de ellas era no enamorarse de Seungmin.

Pero después de todo fue muy difícil, incluso cuando intentó alejarse de él, se dio cuenta de que fue demasiado tarde. Sobre todo ahora, podía tenerlo a su lado y ahí permanecería sin dudarlo, tenía la oportunidad de volverlo suyo por completo, sin necesidad de pensar en que algún día se separaría de él.

Sus recuerdos invadieron su cabeza, volviendo a aquellos años cuando todo parecía más fácil. La pálida piel desnuda del omega se restregaba contrala suya, el cálido ambiente en el que ambos estaban envueltos los hacía sentir más ansiosos. En el baño, las feromonas de ambos, Alfa y Omega, se combinaban entre ellos haciendo que el deseo siguiera creciendo.

El corazón de Seungmin latía con fuerza, una parte conciente de su cabeza le repetía que, lo que había pedido no estaba bien. Pero su lobo, su lobo en esos momentos deseaba que sucediera, había pasado mucho tiempo desde que su lobo había aclamado por algo como esto, principalmente porque era bueno ocultándose.

El omega sintió su cuerpo reaccionar ante las caricias que el Alfa le estaba dando, sus manos, que por cierto eran grandes, más grandes que las de él, se movían por toda su espalda, acariciando y tocando todo lo que podía, incluso más abajo de que espalda.

Estar en una situación así no les convenía a ninguno de los dos, a pesar de que en esos momentos ellos no mandaban sobre sí mismos, sino al contrario.

Sentía un fuerte dolor en su entrepierna, Chan jadeo al darse cuenta de que tener a Seungmin tan cerca no le estaba ayudando. Trató de ser cuidadoso, y lo cargó para salir de aquel cuarto de baño.

Seungmin sintió su cuerpo doler, las feromonas ya no eran tan fuertes debido a que habían salido de aquel lugar. La habitación que se supone compartían, estaba cerrada, las ventanas y la puerta, todo estaba casi a oscuras.

El aroma de aquélla omega se había ido hace mucho tiempo, y todo lo que podía sentir era el aroma de su Alfa, un aroma que lo envolvía y hacía que su mente se nublara como nunca. Era como si pudiera tocar el cielo, y aunque quiso reaccionar, no podía hacerlo, su lobo, sus ganas y las feromonas de su Alfa lo tenían débil, dispuesto a hacer lo que quisiera.

Pero, el Alfa de Chan se sentía peor que él. No lo sabía, pero el lobo de aquel chico era el más reprimido de todos, Chan hizo bien en mantener su cordura durante tanto tiempo, supo dominar a su lobo porque al final de cuentas era un Alfa, y sabía como manejar la situación de su incontrolable deseo.

Pero cuando escuchó las palabras de Seungmin, y segundos después ya estaban ambos enredados, besándose sin control alguno, y con ganas de llorar por el placer, no pudo evitar que los deseos reprimidos todo este tiempo, junto con su lobo, salieran a flote. Bien, aún tenía una pizca de conciencia, pero esa poca aún no daba indicios de querer detenerse.

Casado con la mafia › ChanminDonde viven las historias. Descúbrelo ahora