Bueno la verdad, yo jamás me consideré celosa y mucho menos llegar a un grado de lo que coloquialmente se le conoce como "Toxicidad".
Es más me atrevería a decir que en mi joven pero experimentada vida nunca había sentido dicha cosa como "mirar un plato ajeno".
Todos mis estándares de lo que yo creía correcto en la sociedad, ciertas normas e incluso reglas que siempre me recalque sobre mi comportamiento acerca de lo que establecía tener "algo" con alguien que ya tuviera pareja. Se esfumaron una tarde de enero.
El estaba solo en un aeropuerto, yo aburrida en la soledad de mi casa y de la nada surgió una plática, algo tan simple como un chat, insípido como unos mensajes, probablemente irrelevante en cualquier otra ocasión pero ese día en mi se avispo una chispa como cuando dos cables se cruzan y es visible ante todos la energía que se transmiten entre si.
No fue como que al conocernos sentí eso, no. Por el contrario cuando lo conocí era una persona más, no inmutó en mi más que cierto interés pagano de resaltar en las redes sociales.
¿Extrañamente ridículo? Por supuesto.
Desde aquella pequeña conversación se me hizo extraño que cuando dejo de contestar (a pesar que yo sabía que estaba viajando) mi mente anheló un "Hola" de su parte. Las horas se me hicieron infinitas como si estuviese esperando la recompensa más grande del mundo por mirar su mensaje, puedo confesar que no dormí viendo la pantalla de mi celular. Me negaba a creer que era más que tan solo alguna curiosidad que me habría hecho esperar sus textos con ansias de ese chico que según lo que me comentó le temía a las palomas...
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"Fragmentos de un alma herida"
RandomAh... Que les puedo decir de este intento de escritos o fragmentos. No es una historia concreta y mucho menos algo de la talla de una novela bien trabajada. Solo solo pequeñas frases, argumentos, vivencias o tan solo la visión de una chica de 15 año...