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Siempre se esmeraba es ser la mejor en todo, buena hija, buena hermana mayor, buena con todos y hasta se preparaba para ser una buena esposa y madre, queriendo  hacer sentir orgulloso a su padre, pero nada de eso le serviría si él estaba dispuesto a nombrar a su hermana menor como sucesora al trono de hierro.

Lynna Targaryen siempre ha sido la sombra de su hermana, pero aún así se sigue esforzando por ser una buena hija y no decepcionar a su padre.

Tratando de ser perfecta ha fallado no solo a ella misma, dejándose llevar por esa voz que no podía sacar de su cabeza.

"Nadie es perfecto"

Se repetía una y otra vez en su cabeza.

"¿Quién es ella?"

Murmuraban a lado de ella.

"¿Viserys tuvo otra hija?"

Nadie sabía que era la mayor.

"¿Por que no fue nombrada heredera al trono?"

Decían todos al ver a Lynna Targaryen, y a la menor como heredera.

Ella nunca sería una reina que diera la talla, o fuera capaz de mantener el reino en pie.

— Rhaenyra tiene todo para ser reina — dijo su padre a un lado de ella

— ¿Y yo, padre?— preguntó Lynna viendo a su padre

Estaba en una reunión y ella servía vino a demás Lords.

— Ay hija, tú con suerte podrás ser esposa, eso si alguien pide tu mano— Estalló en risas junto con las demás personas, Lynna forzó una sonrisa viendo a su padre riendo.

Con amargura recordaba las veces que habia servido para ser la burla de su padre y hermana.













N/a: les dije que esta idea no me la podía sacar de la cabeza.

《𝙋𝙀𝙍𝙁𝙀𝘾𝙏》 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora