PRÓLOGO

8 5 0
                                    

Me muevo por el salón de un lado a otro, como una pluma en el aire, me hace sentir ligera, me hace sentir libre de las cadenas que me atan a este mundo.

Las luces se van apagando, de una en una, hasta dejarme en el centro. Siento un vacío en el pecho que no me deja ser feliz por completo, algo me hace falta, lo tengo todo y al mismo tiempo nada.

Pilares decorados con joyas, joyas que pierden su brillo con la oscuridad que nos invaden. Es como un diamante siendo enterrado en un lugar frio y desolado.

Estoy a punto de caer, de caer rendida ante esta soledad, de resignarme a que estoy amarrada a esto, a bailar triste y abandonada. ¿Cómo estando rodeada de personas puedes sentirte tan vacía?

Suspiro, agotada, la última luz en el salón se apaga, la música desaparece. Doy un último giro antes de irme de este oscuro lugar.

Mis pasos resuenan sobre el piso, las joyas que tengo son pesadas... ¿Joyas? Son cadenas en realidad, un recordatorio claro.

¿Cuando pase de bailar en el cielo a bailar en una absoluta oscuridad?

Con la cabeza agachada me voy, ya no tengo nada que hacer aquí. La luz se ha ido, la música es triste. ¿Nos quieren hacer llorar con esa melodía tan desagradable?

Mis sentidos reaccionan cuando dos manos cálidas tocan mi cintura, como si me quisiera guiar a bailar. Trato de apartarlo, pero el agarre es tan firme, tan seguro. Me hace dudar de quitarlo o seguir sus pasos.

La música cobra vida lentamente, me convenzo de que esto es lo que quiero, como si fuera magia otras parejas aparecen en el salon, los candelabros con luces blancas se encienden, la musica me da calidez y el baile me reconforta.

Él se desliza por la pista conmigo, una mano que me saco de un agujero, me sujeto bien de él mientras damos giros y sonreímos en un baile tan ajeno, pero tan familiar al mismo tiempo.

—¿Cómo te llamas? —detallo su mano, tiene dibujos en tinta negra, dibujos que no puedo enfocar.

—¿Qué te importa? —sonrió. ¿Odioso? Yo puedo serlo más.

—Me importa porque me estás tocando.

—Cállate y baila, eso es lo que querías, ¿no?

Muevo el rostro para que no me vea, si es que lo hace, la sonrisa tonta se extiende por mi rostro, ya no será una noche aburrida y solitaria, claro que no lo será...

Sólo para que tengan un pequeño adelanto de esta triste y bonita historia👉👈❤️
Lau merece todo lo bonito en este mundo.

✨🦋Hei🍒✨

Danzando con un Ángel CaídoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora