Desear Ser Feliz

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20 de septiembre del 2027

...
Si tuvieras un poder para ser feliz a costa de tu propia salud ¿Lo eligirías?
...

- Quizás- Responde una chica aparentemente joven, de unos 19. - ¿Pero a qué vienen esa clase de preguntas, Joyce?- Van de juego a uniforme, por lo que es de suponer que sus edades son semejantes. Pero esta no es una historia que deba contar yo.

(...)

Me llamo Monica, y me encuentro de camino a mi universidad; como de costumbre, con mi amiga Joyce.

La ruta de siempre, caminar por aquí convierte mi ánimo mañanero en algo más agradable, lo encuentro placentero;

Caen hojas entre las plantas
bailan entre bullicios y pensamientos.
Desgracias pocas, aves tantas;
detendría aquí el tiempo sin miramientos.

Si tuviera que decir el motivo del sentimiento, no sabría decidirme, puede ser la compañía o quizá el momento, pero es tan disfrutable que no vale la pena pensar en ello.

- ¡Monica!
- ¿Eh?
- Al fin estás de vuelta.- Dice Joyce, habiéndola mirado Monica.

Mi amiga, por lo general, es un poco torpe pero mantiene los ánimos perfectos y es una de las mejores amistades que se pueden encontrar.

- Ya estás otra vez sumergida en tus pensamientos.- Me dice mientras le respondo con mi sonrisa inocente de siempre y me ignora un poco para seguir caminando.

Nos conocimos hace ya tres años, en aquel tiempo me gustaba, fue algo raro, me sentía atraída a su personalidad descuidada, y quizá aquel pelo negro largo junto a sus rasgos que unen toques masculinos en tanta sensualidad femenina, puesto que es una chica muy agraciada.
A lo mejor solo me atrajo porque es lo contrario a mí; me gusta la idea de cuidar de ella en momentos sentimentales y de su actitud desaliñada; mientras que su cuerpo entrenado, para ser mujer, y aquella decena de centímetros que me lleva imponen la fuerza que le falta a mi apariencia delicada y carácter gentil. Y eso somos ahora, una balanza equilibrada inquebrantable.
Nunca supe si ella sintió lo mismo en aquel entonces, pero qué más da, quedó en el pasado, ahora, somos perfectas.

- Y llegamos...- Dice Joyce mientras nos detenemos justo frente al enorme portón de la escuela. Suelta un bostezo. - Eres la única persona que logra despertarme tan temprano solo para ir a la escuela.-

- Me enorgullezco de ello, forjo tus buenos hábitos.

Realmente creo que, sin mí, ella sería un desastre.

- ¡Buenos días!- Saludo enérgicamente a mi clase mientras entro con Joyce detrás de mí, que solo se limita a sentarse en su puesto y bajar la cabeza.

Saludo a los presentes de mi clase, es un poco temprano así que faltan muchos.

- ¡Oh! Monica ¿Cómo pasaste el fin de semana?- Dice un chico de un metro setenta y cinco mientras se acerca. Parece de lo más agradable, su pelo negro y gestos simples lo hacen parecer maravilloso ante mis ojos... y los suyos, un castaño oscuro que le da un rastro de profundidad a su apariencia tan común.
Este es Damian, mi cita perfecta.

- Bien, bien.- Digo mientras regreso a mí y nuestras miradas recaen en los ojos.

- Es temprano para romantiquear aún ¿no creen?- Esta es nuestra jefa de clase, Chelly, toda una líder en persona, su carisma y carácter le brindan ese don innato, y sumando sus expresiones serias y disciplinadas, es una modelo a seguir; pero no deja de sonreír o divertirse cuando toca realmente.
A veces siento algo extraño en ella, cuando estamos a solas su mirada es un poco más... ¿Sádica? Siempre pienso que son ilusiones mías, no sería la primera vez que fantaseo con su sadismo para placer propio.

Torbellino de MaticesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora