¿Qué secretos esconde Elladora Black?

El Potterverso es de Rowling, lo único que me pertenecen son los OC apellidados Burke, Selwyn, Green, Quickle y Dexon y los elfos domésticos que aparecen

Elladora podía oír desde su habitación los gritos de su madre a su hermana.

Isla les había dicho a sus padres que no quería casarse con uno de los hermanos Crabbe, que quería elegir su propio camino. Ella Black entró en cólera diciéndole que el matrimonio doble de las hermanas Black con los hermanos Crabbe llevaba años siendo negociado y que no podía negarse. Su opinión no sería tenida en cuenta. Y que engrandecerían la Noble y Ancestral Casa de los Black con su matrimonio. Aunque los hermanos Crabbe tuvieran cincuenta y cincuenta y cinco años respectivamente.

– ¿Y a dónde vas a ir? – oyó Elladora que le preguntaba su padre a Isla. – Las únicas opciones para una mujer en nuestra sociedad es casarse o encontrar trabajo. Y haremos todo lo posible para que nuestros contactos no te permitan encontrar trabajo. Cygnus le sonrió a su hija con socarronería.

– En realidad, ya tengo prometido. Y no es Crabbe. Se llama Bob, Robert Hitchens. – esa vez la que sonrió fue Isla.

Ese giro de la conversación no se lo esperaba para nada Elladora. Así que decidió dejar el libro que estaba leyendo y esconderse detrás de la puerta del salón para espiar, perdón, escuchar la conversación de sus padres y hermana por si debía intervenir.

– Hitchens – Ella Black pronunció cada letra con asco. – No me suena ese apellido. ¿De qué familia es? Pero Bob o Robert no es un nombre mágico... ¡¿No será un sangre sucia?! se alarmó.

– No es ninguna familia en la que estás pensando, Madre. Y efectivamente, Bob es un muggle.

Elladora se hubiera reído de la cara que pusieron sus padres, si ella no tuviera la misma...

– ¡¿Un muggle?! Eso sí que no se lo esperaba.

– ¿Cómo pudo conocerlo su hermana si los muggles y los Black eran de mundos completamente diferentes?

– ¡Zorra! ¡Zorra! ¡Maldita zorra! ¡No quiero verte nunca más! ¡Ya no eres mi hija! – chilló Ella Black, Max de soltera.

– Tus deseos son órdenes, Madre. Yo tampoco quiero veros nunca más. – Elladora se apartó de la puerta porque Isla estaba a punto de abandonar la habitación y descubriría que había estado escuchando a escondidas.

Isla se fue a su estancia y empezó a hacer las maletas con movimientos de varita.

Elladora decidió ir a despedirse de su hermana, ya que no la vería más e Isla le había confesado su secreto sin saberlo, ella le contaría el suyo.

– ¿Así que te estabas viendo con un muggle a escondidas? le preguntó desde la puerta, con su hermana dándole la espalda mientras levitaba sus vestidos hacia la maleta.

– No tengo que darte explicaciones de nada de lo que hago, hermana. Ni tú a mí. Isla se giró hacia Elladora.

– Ni debes. Si te soy sincera. Yo también me estuve viendo con mi amante. le confesó.

– Mago, imagino. adivinó Isla. Aunque si el compromiso con los Crabbe está tan avanzado, Padre y Madre no aceptarán romperlo para casarte con otro. A no ser que la familia de la que provenga tu amante pueda darles más beneficios. Pero imagino que no es el caso.

Elladora negó con la cabeza. Isla había acertado en todo. Solo se equivocó en un detalle. Su amante no era un hombre. Era una mujer.

Por lo menos, el tal Bob Hitchens era varón.

Por mucho que Gwendolyn Burke fuera maga, sangre pura y siguiera las ideologías tradicionales en base a la pureza de la sangre, Cygnus y Ella Black jamás aceptarían un compromiso entre dos mujeres.