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Fantasía


  — No debería...— Vaciló mientras se removía en su lugar. Delgado y pálido, casi translúcido, las venas, entre verdosas y azules, eran fáciles de admirar en ese brazo que descansaba sobre sus manos.

  — Vamos...— Le animó a hacerlo sin moverse de su lugar, atento a cualquier movimiento. Mordió su labio — Lo quieres tanto como yo. — Besó, tan solo posando sus labios en su mejilla, a la vez que recargaba su frente entre au hombro y cuello.

  Pasó saliva. Inseguro. Cómodo de repente ante la calidez que el cuerpo del otro transmitía al suyo. Suspiró, como si así se librara de los nervios que sentía por tener a su compañero de vida en esa irreal situación y de las llamas que su mano percibía en el objeto punzocortante que sostenía.

  — Lo harás bien. — Siguió animándole, ahora desde su oído. Las mariposas en su estómago incrementaron y su corazón pareció acelerar al máximo.

  Su mano temblaba, sus zafiros clavados en la piel de en frente, tan pálida y suave, tan delicada y perfecta. Tanto que daban ganas de mancharla, arruinarla, estropear aquella perfección, nadie jamás se fijaría en una obra manchada. Nadie que no fuera él mismo.

  — ¡Mh! — Salió de sus labios, no muy bajo, no muy alto. Su carne se desgarró con la perfección que solo lograría una maniobra rápida, pero certera. Profunda. Dolorosa.
  Lagrimeó un poco ante la sensación de ardor que vino enseguida del río en su reciente herida.

  — Eso es. — Siguió animando. Suspirando al mismo tiempo que su pantalón blanco se manchaba de un oscuro rojo carmesí que había anhelado ver por tanto tiempo.

  Su mano tembló ante el dolor, sin embargo no tardó en ser sostenida por la de su compañero, entrelazó sus dedos y reafirmó su agarre. No estaba satisfecho. No aún...

Cutting Myself - Frededdy Donde viven las historias. Descúbrelo ahora