Capítulo 5

10 1 0
                                    


Me había quedado dormida un rato hasta que sonó la primera campanada del día. 
Ese sonido me indicaba que sebas vendría a buscarme en cualquier minuto.
Al momento de pararme de la cama, escuche el  rotundo sonido de la entrada. Cuando fui a abrir la puerta, sebas estaba observándome atentamente con  una alegre y encantadora sonrisa.
Estuvimos un rato charlando hasta que me tomó de la mano y me condujo hasta el despacho de la sucesora.
Al llegar Sebas habló primero con ella y al momento después él se tuvo que ir. 
Él se despidió con la mano y yo hice lo mismo. Ahora estaba a solas con ella.
No entiendo por qué me sentía tan nerviosa y asustada, aunque antes yo no me ponía de esa manera.
Pero igualmente intente de actuar lo más natural posible.

-Entonces  ¿tú eres  Diana Wilson?-

- Nooo, si soy Francisca Stoessel-

-Jajaja eres muy graciosa querida; pero siéntate no quiero que te canses.-

Luego de haberme sentado, nos quedamos viendo una a la otra.  Empezaba a transpirar y tener dolor en el estómago, algo que no podía controlar. No soy esa clase de persona que le gusta que se le queden viendo.
Eso me hace sentir observada y juzgada. Todo a mí alrededor empezaba a darme vueltas y vueltas hasta que se le ocurrió hacerme un par de preguntas.

-¿Por qué quieres estudiar aquí?- decía  esto mientras entrelazaba sus manos en forma de escucha.

-Por qué no hay otro establecimiento  donde pueda estudiar, este es un pueblo tan pequeño pero tiene una academia tan grande.- dije esto mirándola con desagrado e indignación.

- Bueno ¿porque se vinieron tú y tu familia a vivir a este lugar? –

-Mis padres son diplomáticos y mi madre me contó que si nos quedábamos aunque sea por un segundo en nuestro antiguo lugar de procedencia, eso le afectaría en su trabajo, entonces nos tuvimos que establecer aquí- dije esto mientras miraba el suelo.

-Oh… lo  lamento – decía esto dándome una sincera sonrisa.

-No se moleste, está bien – le dije esto mientras  me secaba  la transpiración que recorría todo mi cuerpo.

-¿Estás segura?-

-Sí, está todo bien-

-¿Sabes una cosa? No siempre es bueno quedarse con lo que sientes adentro, tienes que aprender a dejar  ir algunas cosas aunque te duela-

- ¿Y tú cómo lo sabes?- le respondí.
- Bueno yo en mi juventud también pase por algo completamente similar a lo que tú estas pasando ahora.-

-Y ¿cómo lo lograste superar?- le dije mirándola con algunas lágrimas que empezaban a brotar de mis ojos.

- El paso del tiempo me ayudó a aclarar que lo que estaba viviendo tal vez no era la peor de las situaciones en las que me podía encontrar. 

En ese momento estalle, era una bomba que había estado guardado dentro de mí durante muchísimo tiempo y  no podía seguir reteniendo  lo que sentía, yo no merecía lo que  me estaba pasando.
Después de llorar durante un par de minutos, la directora Arizona estaba dándome la mano y diciéndome que estaba muy  bien lo que había hecho.

-Diana, sé que lo que has vivido  ha sido muy duro pero sé que pronto estarás mejor. La vida no es tan mala como solemos verla, solo hay que mirarla por el otro lado… Me entiendes ¿verdad?-

- Si, eso creo-  dije esto mientras lograba recuperar el habla.

-Solamente lo que espero de ti es que te guste esta academia y que tengas muchos amigos que  los cuales te hagan ser feliz –

- Entonces eso significa que ¿ya me puedo ir?-

- Sí, claro, solo quédate en tu cuarto que ya están por salir los otros alumnos.-

- Está bien…. Nos vemos –

Ya había llegado al final de la habitación hasta que la directora Arizona necesitaba contarme lo último antes de que perdiera el hilo de nuestra conversación.

-Hey… Diana-

-¿Sí, directora?-

- Me gustó mucho hablar contigo –

-Amí también-

Justo después de decir eso me fui de la habitación.
Ahora que pude conocer más a mi nueva directora, supe que ella observaba a los posibles alumnos para ver si son una buena opción para la academia y como pudieron ver, logré que me aceptaran.
Después de que me fui, la directora se quedó mirando por la ventana.

-Si tan solo supiera que su padre es un excelente mago y que esta academia es un poco peculiar a las demás que existe en este gran e inexplorado mundo.
Si tan solo supiera.

Cuando llegué a mi habitación  me sentía más aliviada y podía respirar mucho mejor. 
Me senté en mi cama a pensar en las cosas que me estaban sucediendo.
Eran increíbles las cosas que pasaban en un solo día. Pero a pesar de todo sabía que esto no iba a durar para siempre. Algo que odio es  cuando me pongo nerviosa ya que me siento más vulnerable que de costumbre.
Al recostarme en la cama me puse a reflexionar en la cantidad de años que podría llegar a tener la directora.
Era algo que de verdad me tenía impactada.
¿Tendría unos 20-25 años? o ¿tendría más edad?
Tenía tantas preguntas que rondaban dentro de mi mente,  pero muy pronto tendrían  sus destinadas respuestas. Estaba empezando a adormilar hasta que me di cuenta que en un par de  minutos llegaría mi nueva compañera.
No sé por qué eso me ponía tan feliz y emocionada. De ahí en adelante los minutos empezaban a sentirse más despacio. Era como si el tiempo no quisiera  volver a avanzar. ¿Por qué cuando estás haciendo algo entretenido el tiempo pasa tan lento? Y ¿Porque  cuando estamos haciendo algo aburrido el tiempo pasa  rápido?1, 2, 3, 4,5 minutos y no pasaba nada. Esto me parecía realmente una eternidad.
Si no hacía algo ya, esto no podría soportarlo.
Me puse a ordenar mi bolso hasta que sonó la segunda campanada del día.  Estos minutos eran definitivos, iba a conocer a mi nueva mejor amiga o a mi peor enemiga. Me sentía rara, me dolía el pecho y el estómago. Obviamente los nervios me invadían el cuerpo, haciendo que no pueda pensar con claridad las cosas. Nunca me había puesto tan nerviosa por conocer a alguien.
Esto era nuevo para mí pero estaba preparada

La Academia Wellington Donde viven las historias. Descúbrelo ahora