7.Fiebre Parte 1.

80 6 2
                                    




Una ligera patada en mi culo y un brazo alrededor de mi cintura me despierta cayendo en la cuenta de que estabamos los tres en mi cama y yo tenía frío.

-¿Qué pasa Ama?-escucho su voz después de horas. Si os estais preguntando de quien era el brazo, era el suyo Tienes frío? Es que estas temblando.

-Yo... Un poco...

Saray sigue roncando la gran troglodita (con cariño) mientras Manu me mira dudoso.

Levanta el otro brazo y lleva la mano en mi frente, controlando mi temperatura. Lo dejo hacer.

-Ama, tienes fiebre. Y no un 37 que se pasa de alta, será un 38 y medio o hasta 39.

Cojo mi mano y rozo mi mejilla. Efectivamente está que arde, y seguro que estoy ruborizada. Mi tez blanca permite que se me note más de la cuenta.

-Voy a por hielo-intenta pararse de pie, pero lo detengo con mi cuerpo y lo miro suplicante.

-No te vallas... Por favor.

Percibo como la duda se apodera de su ser, pero al final me hace caso y se queda abrazando me por la cintura, mientras yo temblaba aún ligeramente y mi mejilla descansaba en su torso.

Pasan algunos segundos de silencio total... Bueno, con los ronquidos de Saray de fondo.

-¿Mejor?-niego acurrucando más mi cabeza en su torso. Que calentito se está así...

Me abraza más fuerte, haciendo que nuestros cuerpos de junten más y más

-Y ahora, ¿mejor?

No sólo sentía el calor de la fiebre, si no también del rubor de mis mejillas. Suerte que mis mejillas ya están rojas y no se notará la diferencia. Es como un camuflaje. ¡Soy un camaleón! ¡Soy un puto camaleón y tu no! ¡Soy un camaleón y tu noo! ¡Soy un camaleón y tu noo! ¡Soy un camaleón y tu no... Ok, suficiente.

-Mmm.

-¿Qué?

-Mmm-y asiento con la cabeza.

-No quiero que asientas y musites un mmm, quiero que me lo digas. Quiero escuchar tu voz.

Estar entre sus brazos es una de las cosas que tanto me encantan.

-S-sí-susurro más para mi misma.

Sonríe-Mucho mejor.

Estar así abrazados y enredados haría pensar cualquier persona que somos pareja, unos novios. Que por obviedad no somos.

Un mechón de pelo se pega a mi frente y me tapa la vista de mi ojo derecho dejándome ciega, dado que el ojo izquierdo es aplastado por mi almohada.

-Ups, mira, no se te ven los ojos-se ríe un poco y con delicadeza, aparte el mechón de pelo entrometido-. Ahora si puedo apreciar tus hermosos ojos

Sólo ahora me doy cuenta de la corta distancia que nos divide. Será de... ¿Un pulgar? Puede que menos, más de eso, imposible.

-M-Manu...

Roza con su mano mi mejilla y siento un hormigueo extraño dentro de mi, como unas cosquillas, mil hormigas moviéndose en mi interior y no causan molesta, si no, bienestar.

Se acerca lentamente a mi rostro, y yo dejo que lo haga. Un pequeño pico no hará daño a nadie... ¿Verdad?

Un simple roce desencadenó la tormenta.

Sus labios encajaban perfectamente entre los míos, lentamente, saboreando el uno del otro. Movimientos lentos hacían nuestras boca en compás. Me muerde el labio inferior haciéndome soltar un suspiro. Toma nuevamente mi boca en su posesión y dominio, introduciendo su lengua para que conozca la mía. Se enredan y se mueven entre ellas, como las notas de un piano y el pianista que las controla: yo soy el piano, el es el pianista.

Reducimos la velocidad que llegamos a tener con el segundo beso volviendo al ritmo lento. Entre jadeos lleva sus labios a mi cuello y los besa, muerde y lame.

En un punto determinado de mi cuello, succiona, haciéndome cosquillas, me reía bajito para no soltar un gemido.

Vuelve a besarme la zona del cuello bajando a mis hombros, volviendo a subir a mi cuello, barbilla, mejillas, frente, nariz... Mientras yo le tiro despacio y acaricio el pelo. Vuelve a bajar, dejando un camino de besos en el trayecto, y se para poco antes de mi pecho. Me tapo para no gemir o decir cualquier barbaridad que quería hacerse escuchar.

Esto puede más que mi autocontrol.

-Mmm... ¿Por qué os movéis tanto? ¡Quiero dormir!-se queja Saray tapandose la cara con la almohada y sabana, ahogando sus gritos.

Mier... Es decir, Cacota, Saray sigue aquí. Me obligo a detenerlo y, principalmente, a detenerme.

Me mira con un brillo de... ¿Decepción? Y baja de la cama para despertar a doña perezosa.

-Venga, despierta, que hay que ir a comer que es tarde. Son las 3:30 de la tarde, despiertese y que se levante Doña Perezosa.

-¡Anda a callar un ratito cara culo!

¿Ya tan tarde? El tiempo pasa muy rápido...

Esto es la fiebre.

@@@

Lo sé, es más corto de lo normal, pero quería enviarlo ya y no tenía mucho tiempo, tengo 2, 3 o 4 capítulos que hacer, y examenes y trabajos a montenes y me estoy estresando mucho en vivir mi vida y la escritura.

Pues nada... ¿Qué puedo decir? Me compré un penny (no sé ir en skate) y no me salió nada mal la verdad. Me caí una sola vez, se subirme, ir un ratito y girar a la izquierda. Algo es algo ^-^

Habrá segunda parte de esta, dado que pasó ese pequeño Problem.

Y pues nada...

Creo que es todo.

Oye oye y minions con pennys en la mano saludandoos con un gran:

¡Gelatoooooo!

Nuestro chat ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora