Cap. 5 - La llamada

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La mañana siguiente me levanté con una resaca importante.

Abrí la persiana y toda la luz del sol me dió en la cara, haciendo que me marease del dolor de cabeza.

Me cagué en todo lo que se mueve por eso, y me dirigí al baño para lavarme la cara con agua fría.

Bajé y mis padres no estaban. Qué raro.

Me preparé un tazón de leche con cereales para desayunar. La leche siempre primero, por cierto.

En ese momento entró Jana.

- Buenos días, chulaaa. -dijo demasiado alto trotando feliz hacia mí.

- No consigo entender como estás tan fresca con la borrachera que pillaste ayer, tía. Dime tu secreto, porfa. -sonreí tristemente.

Me encontraba fatal.

- Créeme, no lo sé ni yo, pero me encuentro genial.

- Pues que suerte, cabrona. -le dije mientras me sentaba en la mesa para desayunar y ella me seguía.

- ¿Qué quieres hacer hoy? -me preguntó Jana.

- No sé, ¿tienes alguna idea?

- Tengo una, a ver qué te parece. Pillamos una cesta de esas cuquis y la llenamos de comida y bebida y hacemos picnic en la playa, y pasamos la tarde allí.

Jana expuso así su idea, la cual me pareció buena no, lo siguiente.

Además, hacia un día buenísimo.

- Oye, piensa más a menudo porque esta idea me encanta. -me reí.

- Pero que cerda eres -se quejó riéndose dándome un golpe en el brazo.

Me reí a carcajadas. Como amo a esta cabra loca que tengo por vecina.

- Pues venga, vístete con tu súper biquini nuevo y algo cómodo y fresquito y ve preparando la cesta con todo lo necesario que yo voy ir sacando las bicis.

- A sus órdenes, sargento. -dije, y hice el típico saludo de los militares, haciéndola reír.

- Tira para arriba, recluta. -me gritó saliendo hacia su casa.

Le hice caso y subí a mi habitación a darme una ducha express de cuerpo y vestirme adecuadamente para ir a la playa.

Al acabar bajé, cojí la cesta de mi padre y la empezé a llenar de cosas: bolsas de patatas, botellas de agua, fuet, aceitunas, un tupper con fresas y arándanos, entre otros.

Jana volvió con un par de bicis.

- ¿Sabes qué he pensado? -dijo Jana entrando por las puertas francesas que daban a mi jardín.

- A ver, ilumíname.

- Que podríamos decirles a los de ayer que vengan, si pueden y les apetece.

- Si con "los de ayer" te refieres a Gavi, Pedri, Ansu, las chicas y el resto no es mala idea, pero no creo, que estarán ocupados, y tampoco sé si les va a apetecer. -dije yo.

- No sé, para probar no perdemos nada, ¿no?

- No, no, tú prueba, a ver.

Jana llamó a Pedri.

¿Estos cuándo se habian dado el número?

Él se lo cogió.

- ¡Hombre, pensaba que ya no ibas a llamarme! -escuché al otro lado de la línea, y miré a Jana con los ojos muy abiertos.

¿Qué me habia perdido?

- Sí, bueno, aquí estoy. Mira, que con Siena hemos pensado en ir a la playa a hacer un picnic y pasar la tarde, por si os apetece venir.

Se escuchó un "SÍ, VAMOS, PORFAVOR" des del otro lado del dispositivo, provinente de alguien que estaba con Pedri.

- El bebé parece tener ganas, y yo también, así vuelvo a verte -dijo Pedri. Esa última parte pareció casi un susurro.

Repito, ¿Qué narices me habia perdido de anoche?

Se escuchó el ruido de una colleja a través del móvil, y acto seguido a Pedri quejándose.

- Gavi y yo nos apuntamos. Joder, pegas fuerte, cabrón.

Eso nos hizo reír mucho a Jana y a mí.

- Venga, pues ahora nos vemos. Decidselo al resto de ayer, si os apetece. Nos cayeron bien. -les dije sonriente.

- Hecho. ¿Os pasamos a recojer con el coche?

- No, nosotras vamos a ir en bici. Tenemos de sobra, si quereis unas vosotros.

- Por nosotros perfecto.

Y colgamos.

- Chica, tienes muchas cosas que contarme antes de que lleguen. -le dije mirándola amenazante.

- Nada que contar, solamente nos dimos los números de teléfono.

- Bueno, pero lo que te pase con él quiero saberlo.

- Que sí, pesada. -me dijo poniendo los ojos en blanco.

Al cabo de unos diez minutos llegaron dos coches delante de nuestras casas.

De esos coches salieron Gavi, Pedri, Frenkie y Mikki de uno y Ansu, Balde, Ferran, Sira y Eric García de otro.

Problema, no teniamos bicis para todos.

De Londres a Barcelona   +18Donde viven las historias. Descúbrelo ahora