La mañana siguiente me levanté con una resaca importante.
Abrí la persiana y toda la luz del sol me dió en la cara, haciendo que me marease del dolor de cabeza.
Me cagué en todo lo que se mueve por eso, y me dirigí al baño para lavarme la cara con agua fría.
Bajé y mis padres no estaban. Qué raro.
Me preparé un tazón de leche con cereales para desayunar. La leche siempre primero, por cierto.
En ese momento entró Jana.
- Buenos días, chulaaa. -dijo demasiado alto trotando feliz hacia mí.
- No consigo entender como estás tan fresca con la borrachera que pillaste ayer, tía. Dime tu secreto, porfa. -sonreí tristemente.
Me encontraba fatal.
- Créeme, no lo sé ni yo, pero me encuentro genial.
- Pues que suerte, cabrona. -le dije mientras me sentaba en la mesa para desayunar y ella me seguía.
- ¿Qué quieres hacer hoy? -me preguntó Jana.
- No sé, ¿tienes alguna idea?
- Tengo una, a ver qué te parece. Pillamos una cesta de esas cuquis y la llenamos de comida y bebida y hacemos picnic en la playa, y pasamos la tarde allí.
Jana expuso así su idea, la cual me pareció buena no, lo siguiente.
Además, hacia un día buenísimo.
- Oye, piensa más a menudo porque esta idea me encanta. -me reí.
- Pero que cerda eres -se quejó riéndose dándome un golpe en el brazo.
Me reí a carcajadas. Como amo a esta cabra loca que tengo por vecina.
- Pues venga, vístete con tu súper biquini nuevo y algo cómodo y fresquito y ve preparando la cesta con todo lo necesario que yo voy ir sacando las bicis.
- A sus órdenes, sargento. -dije, y hice el típico saludo de los militares, haciéndola reír.
- Tira para arriba, recluta. -me gritó saliendo hacia su casa.
Le hice caso y subí a mi habitación a darme una ducha express de cuerpo y vestirme adecuadamente para ir a la playa.
Al acabar bajé, cojí la cesta de mi padre y la empezé a llenar de cosas: bolsas de patatas, botellas de agua, fuet, aceitunas, un tupper con fresas y arándanos, entre otros.
Jana volvió con un par de bicis.
- ¿Sabes qué he pensado? -dijo Jana entrando por las puertas francesas que daban a mi jardín.
- A ver, ilumíname.
- Que podríamos decirles a los de ayer que vengan, si pueden y les apetece.
- Si con "los de ayer" te refieres a Gavi, Pedri, Ansu, las chicas y el resto no es mala idea, pero no creo, que estarán ocupados, y tampoco sé si les va a apetecer. -dije yo.
- No sé, para probar no perdemos nada, ¿no?
- No, no, tú prueba, a ver.
Jana llamó a Pedri.
¿Estos cuándo se habian dado el número?
Él se lo cogió.
- ¡Hombre, pensaba que ya no ibas a llamarme! -escuché al otro lado de la línea, y miré a Jana con los ojos muy abiertos.
¿Qué me habia perdido?
- Sí, bueno, aquí estoy. Mira, que con Siena hemos pensado en ir a la playa a hacer un picnic y pasar la tarde, por si os apetece venir.
Se escuchó un "SÍ, VAMOS, PORFAVOR" des del otro lado del dispositivo, provinente de alguien que estaba con Pedri.
- El bebé parece tener ganas, y yo también, así vuelvo a verte -dijo Pedri. Esa última parte pareció casi un susurro.
Repito, ¿Qué narices me habia perdido de anoche?
Se escuchó el ruido de una colleja a través del móvil, y acto seguido a Pedri quejándose.
- Gavi y yo nos apuntamos. Joder, pegas fuerte, cabrón.
Eso nos hizo reír mucho a Jana y a mí.
- Venga, pues ahora nos vemos. Decidselo al resto de ayer, si os apetece. Nos cayeron bien. -les dije sonriente.
- Hecho. ¿Os pasamos a recojer con el coche?
- No, nosotras vamos a ir en bici. Tenemos de sobra, si quereis unas vosotros.
- Por nosotros perfecto.
Y colgamos.
- Chica, tienes muchas cosas que contarme antes de que lleguen. -le dije mirándola amenazante.
- Nada que contar, solamente nos dimos los números de teléfono.
- Bueno, pero lo que te pase con él quiero saberlo.
- Que sí, pesada. -me dijo poniendo los ojos en blanco.
Al cabo de unos diez minutos llegaron dos coches delante de nuestras casas.
De esos coches salieron Gavi, Pedri, Frenkie y Mikki de uno y Ansu, Balde, Ferran, Sira y Eric García de otro.
Problema, no teniamos bicis para todos.
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De Londres a Barcelona +18
FanficSiena vive en Londres con sus padres, pero veranea en Barcelona, donde tienen una casa. Su mejor amiga, Jana, vive en la casa vecina. Paseando por las Ramblas, sucederá algo que (literalmente) va a cambiarle la vida.