Hola X:
Eras vos, el universo es perverso.
Giré para confirmar mis sospechas y me encontré con tu mirada clavada en mí. Tragué grueso mientras te acercabas a mi mesa.
—¿Está ocupada? —preguntaste y señalaste la silla a mi lado, negué con la cabeza y colocaste tu café sobre la mesa.
Observé cómo te sentabas lentamente mientras intentaba controlar mi respiración, todo mi cuerpo reaccionó cómo si activaras un interruptor invisible. ¡Maldito X por todo lo que me provocas! Mi pulso comenzó a temblar.
—¿Cómo está Michelle? —Le diste un sorbo al café y no pude apartar la vista de tus labios, aquellos que me habían reclamado hace pocas horas, necesito volver a probarlos.
—Descansando, es mi culpa que no tenga apéndice. —Bromeé y centré mi atención en el café, se me hacía difícil mirarte y ocultar todo lo que se me pasaba por la mente.
—Emily.— Lo bien que suena mi nombre en tus labios. Levanté la vista para encontrarme con tu mirada—. Tenemos que hablar sobre lo que sucedió.
Mi corazón dio un brinco, estaba bastante segura de que intentaba salir de mi pecho y colocarse en tu mano. Por lo menos me quedé tranquila de que no había sido un sueño o una fantasía generada por todo el tequila que consumí en poco tiempo.
—Sé que no es un buen momento debido a lo que le sucedió a Michelle, pero Dios, no puedo seguir esperando.—Vi la necesidad en tus ojos, colocaste la mano derecha vendada sobre la mesa.
Comencé a observar con mayor detalle y noté el pequeño corte en tu ceja. Se me encogió el corazón al verte lastimado.
—¿Qué pasó?
—Nada importante.—Negaste con la cabeza y me acariciaste la mejilla con la otra mano para recuperar mi atención—. Emily, mírame por favor. ¿Te arrepentiste?
—¿Qué? ¿Quién? ¿Yo? No—. Las palabras salieron rápido de mi boca sin poder pensar, nunca me voy a arrepentir de nuestro beso, de lo que siento, jamás.
—Me alegro... —. Tu postura se tornó relajada, cómo si mi respuesta te hubiera sacado un peso de encima—. Porque yo no me arrepiento. — Te inclinaste y me besaste.
No podía con mi sorpresa, me costó reaccionar ante lo que sucedía, lo bien que saben tus besos, siempre voy a querer más. Me acerqué, la distancia que había entre nuestras sillas me parecía demasiada, de alguna manera terminé sentada en tu regazo y con tus brazos rodeando mi cintura.
Tu celular comenzó a sonar y con frustración lo apagaste, tu expresión se volvió fría. Me levanté de golpe cuando la realidad me golpeó cómo un balde de agua helada. Por un momento, me olvidé de dónde estaba y porqué estaba en ese lugar.
—Tengo que irme. ¿Te escribo luego? —Asentí, te despediste con un beso rápido y te alejaste dejándome con un millón de preguntas y sin poder reaccionar a lo que acababa de suceder.
Hay veces que no te entiendo X, deberías venir con un manual.
Luego de acomodar un poco mis ideas y de lavarme la cara en el aseo, decidí que estaba lista para volver al cuarto de Michelle. El médico estaba junto a un grupo de internos explicando que en unas horas le darían el alta y que debía guardar reposo.
—Gracias.— Respondimos a coro cuando se retiró el doctor.
Me acerqué a Michelle y se hizo a un lado en la cama para que pudiera sentarme junto a ella, ocupé mi lugar y me abrazó.
—Gracias.
—Pasó el efecto de la anestesia.—Le devolví el abrazo con una sonrisa, me alegraba de que estuviera bien— ¿Cómo te sentís?
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Hola X
RomanceHola X: Te escribí varios correos electrónicos que nunca me atreveré a enviarte. Empezó cómo una forma de intentar sacarte de mi cabeza pero descubrí que no todo es tan fácil como pensaba. Que suerte que jamás leerás esto. Emily.