Enseñándole mis heridas

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Hola cariño, no se muy bien como empezar esto. No tengo idea lo que debería decir porque siento que todo seria poco para este entonces. Hice las cosas muy mal, demasiado mal, las maneje de una manera poco convencional y algo cruel. Me hago enteramente responsable de la parte que me toca, pero soy consciente de que en todo siempre son dos y tú también tuviste errores; aunque creo que los míos ganan por goleada.

Realmente no entendía tu punto en muchas cosas, me decía que no tenias razón, que solo eran palabras, que ya se pasarían e íbamos a hacer de cuenta que nunca había existido tal problema, pero no fue así, la cosa fue creciendo y creciendo hasta que termino por explotarnos en la cara, principalmente a mi. Me enojaba que dijeras que te hacia pagar por todas las cosas que me habían hecho, no quería creerlo porque me parecía algo muy injusto, es decir, por qué una persona tan buena debería cargar con los errores y daños que generaron los demás, es algo sin lógica. No quería creerte, en mi cabeza me decía que estabas mintiendo y que ya se te pasaría, pero no fue así; me cuesta admitir que no estabas tan equivocada después de todo, realmente no, pero tampoco termina de ser del todo cierto eso que afirmabas.

Hablando hace unos días con una persona que forma parte de mi familia pude entender muchas cosas que hasta ese día no entendía, que hasta ese día no quería ver ni decir, porque si lo hacia eso significaba que era real; y eso realmente no quería tolerarlo, eso hacia que duela, no quería que fuera cierto. Entendí que, desde muy pequeña el amor que necesite no lo tuve y me di cuenta que sin importar lo que diga, eso me marco, tan profundo que las cicatrices nunca se curaron. No sabía como recibir amor, no entendía las intensidades ni los limites, no entendía los tiempos ni los espacios, simplemente no lo entendía. Lo único que sabia era que, cada vez que alguien tenia la intención de amarme a la larga o a la corta solo terminaba lastimándome y eso cansaba. Daniel, al igual que cada pequeña persona que paso por mi vida me amó un tiempo, me lastimó y después me dejó, como si nunca hubiera existido, como si lo que yo pudiera sentir no fuera importante. Nunca sentí que alguien me eligiera, de hecho, hay veces que en el fondo de mi corazón pedía que no lo hicieran, más por costumbre que por gusto. Prefería mil veces no ilusionarme, a hacerlo y que me rompieran el corazón otra vez. Ya no era divertido, no me estaba gustando ese juego, era cruel.

Empecé a encerrarme, me volví una persona más reservada y fría, no porque quisiera realmente sino porque ya no podía con tanto dolor, era demasiado. Empecé a ser alguien que ya no reconocía, alguien que no me gustaba tanto pero a su vez era alguien que me protegía de los demás. Ya no sabia como recibir amor, de hecho a veces deseaba que ya no apareciera nadie más, no podía con más. No quería encariñarme porque en mi vasta experiencia, todo lo que amaba se moría, me abandonaba o me rompía el corazón; y ya no quería más de eso.

Llegué a un punto en que no sabia si amaba bien, es decir, ¿habrá una manera correcta de hacerlo, un tipo de intensidad o fuerza? realmente no lo sabia. Mi forma de amar escalo un nivel en que se volvió dañina para el otro, era mala y no la entendía. No sabia que hacer, no sabia cómo tenia que hacerlo.

Me enfrasque en relaciones y personas que siempre me lastimaron, que jugaron con todo lo que sentía, que me humillaron y me hicieron creer que no merecía nada bueno porque era una persona horrible según ellos, manipularon mis sentimientos para ponerlos en mi contra, lo hicieron para herirme utilizando el pretexto de amarme; yo no entendía eso, me parecía raro, era hasta absurdo, o sea, ¿en que cabeza cabe terrible estupidez? comprendí que en la de ellos por hacerlo y en la mía por permitirlo, definitivamente.

Eran pocas las personas que me habían lastimado sin darse cuenta pero que todavía seguían en mi vida, yo suponía que las amaba bien, eso quiero creer hasta el día de hoy. Cada una de ellas se convirtió en una pequeña luz alumbrándome, dándome calor y cariño. Creí que todo estaba bien, pensé que eso era suficiente, pero no lo fue.

Carta a EmmaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora