Drarry One Shots

Lo que mas anhelas (Dark Harry)

Harry había nacido dentro de un matrimonio feliz, no pudo estar mucho tiempo con sus amados padres debido a que Voldemort se los había arrebatado miserablemente. Debido a eso tuvo que criarse con los Dursley, sus patéticos tíos y su estúpido primo.

Lo habían maltratado a mas no poder, lo mataban de hambre y siempre lo encerraban sin dejarlo salir, además de eso lo trataban como a un sirviente. Harry era muy infeliz, odiaba su vida, odiaba a sus tíos odiaba a su primo.

A sus once años Harry pensó que su vida seria así de terrible para siempre, no fue hasta que cierto día recibió una carta, en donde le decían que había sido aceptado en la mas famosa escuela de Magia y Hechicería, Hogwarts. Harry no sabía que significaba eso, hasta que Hagrid, el enorme hombre que derribo la puerta de la casa donde vivían le explicó a detalle cada cosa.

Harry se impresionó tanto al saber de su origen y el de sus padres, pero sobre todo se alegró de por fin poder largarse del martirio que sus idiotas tíos lo hacían vivir día a día. Todo iba normal hasta esa tarde en la que Hagrid llevó a Harry a comprar las cosas necesarias para estudiar en Hogwarts, entró a una tienda de túnicas y ahí lo vio, ese pelo rubio, esos ojos grises, esa piel tan blanca como la misma luna.

Harry a su corta edad había quedado embelesado por la belleza de ese niño, se veía tan elegante, tan atractivo, Harry solo creía que admiraba a ese niño porque hubiese deseado verse como el. Harry que se en ese momento llevaba puesta ropa de su primo Dudley, le quedaba muy grande y además tenía mas enmendaduras que un trapo de cocina.

Ese niño rubio y hermoso llevaba la ropa mas elegante que Harry hubiese visto alguna vez, no dejaba de verlo, hasta que ese niño se percató de que lo veía, Harry apartó la mirada pero eso no evito que el niño rubio se le acercara.

No se presentó, solo le habló sin parar de la sangre pura, de los grandes magos que había en su familia, de que también iría a Hogwarts en el otoño y eso llenó de alegría el corazón de Harry.

Durante los días faltantes para ir a Hogwarts Harry no dejo de pensar en ese niño rubio, ni dejo de pensar en que se tenía que esmerar mucho para estar a su altura. Cuando por fin fue el día de ir a la escuela, Harry estaba mas que entusiasmado, deseaba tanto ver a ese niño, en el tren le tocó en un vagón donde iba un niño pelirrojo llamado Ron Weasley, le agradaba, era simpático, pero no tanto como el niño que había visto en la tienda de túnicas.

Al llegar a Hogwarts por fin lo vio, el se acercó y se presento, Draco, Draco Malfoy, ese era su nombre y era muy hermoso. Pero al parecer a Ron le hizo gracia.

Draco no lo pensó y le lanzo palabras hirientes a Ron sobre su estatus social, ahora Harry se sentía mas intimidado de que Draco supiera que el había sido criado por muggles.

Desafortunadamente Harry quedó en Gryffindor, hubiera dado lo que fuera por quedar en Slytherin, junto a Draco, pero eso no sería impedimento para ser su amigo, intento mucho, de verdad que lo hizo, pero desde que Draco supo que Harry era amigo de Ron, y que pertenecía a la casa de los leones solo lo despreciaba y le insultaba cada que lo veía.

Cada año era lo mismo, hasta que Harry se canso de rogarle para que fueran amigos, porque se dio cuenta de que quería ser algo mas, estaban en cuarto año ya, y todo Hogwarts sabía que Draco había empezado una relación con Cedric Diggory, Harry ardía en celos, no soportaba verlos juntos ni soportan imaginar que el idiota de Cedric estuviese cerca de su Draco, porque si, Draco era suyo, solo suyo.

Ese año le tocó suerte a Harry, pues ese año se realizo el concurso de los tres magos, a pesar de que dijeron que los menores de 17 no participarían el encontró la manera de poner su nombre en el cáliz de fuego.