0. Corazón roto

76 8 2
                                    


16 de mayo de 2023

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

16 de mayo de 2023

Mi madre se puso de cuclillas frente a mí para intentar tranquilizarme. A diferencia de mí, ella no parecía afectada por la sangre que había cubría gran parte del salón, ignorando casi por completo, como si no estuviese allí, el cuerpo inerte del pobre inocente que tras una brutal mordida había muerto desangrándose. Tampoco mi padre, quién se mostraba indiferente, acabando con su copa de vino y rellenándola con una de las botellas de su gran colección.

Mis hermanos mayores miraron de lejos la escena, permaneciendo junto a la pared. Quietos, cual estatuas en un museo, expectantes a los movimientos de nuestros progenitores, fieles a las ordenes impuestas por estos.

Muy diferente a mí.

La hija rebelde, la hija descarriada...

―Jorjia, tranquilízate ―me susurró con un tono dulce, pacífico, mientras sus manos se posaban en mis hombros para obligarme mirarla. El vestido blanco se tiñó de rojo con su toque, marcándome con una muerte inocente―. Es por tu bien, compréndelo. Solo queremos eso, te lo prometo. Tu bienestar y nada más. No podíamos dejar que te perjudicaras de esa forma. Equivocarse es normal a tu edad, para eso estamos los adultos. Para evitar que una mala decisión se convierta en un problema a futuro, para ayudarte.

―Lo habéis matado...

Mi voz sonaba distinta, quebrada, sin fuerzas.

―Deberías agradecernos, hija ―habló mi padre, paseándose a mi alrededor. Ahora sí, mirando el cuerpo que mancillaba el perfecto diseño interior de su salón. Odiaba cuando algo estaba fuera de su lugar, y para él, la presencia de ese joven, vivo o muerto, conseguía alterar su humor―. Al menos, como ya viste, murió rápido. ¿No te parece eso motivo suficiente para un gracias? Podríamos haber sido más originales, y me conoces, sabes que lo habría sido si hubiera querido. Pero no lo fui, ni yo ni tu madre. Por ti, porque eres nuestra hija. Así que no seas desagradecida, no te criamos para que nos defraudaras. No tanto, por lo me...

Su discurso se silenció con una mirada de su esposa. Bastaba eso para hacerlo callar.

―¿Cuántas veces te dije que no cometieras una estupidez, Jorjia?

Mi madre tiró de mí para abrazarme, dejando mi cabeza atrapada entre su cuello y su hombro. Mis ojos no abandonaron el cuerpo de Thobias en ningún momento, fiel a él. Aunque sintiera mi corazón y mi alma rompiéndose en pequeños pedazos por la marcha injusta de la única cosa buena que había encontrado fuera del infierno que era mi vida.

―Las reglas son las reglas ―prosiguió diciendo―. No podemos relacionarnos con ellos, no más allá de la caza. No son como nosotros, no somos como ellos. ¿Qué esperabas? ¿Un milagro? Ay, hija mía. En nuestro mundo, no existe tal cosa. Y tu futuro habría sido nefasto si no te hubiéramos detenido a tiempo. Ellos son alimento, nada más. No olvides tu papel, acéptalo ya.

Un dúo sin más (ONC 2023)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora