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Ya todo estaba listo. Nuevo semestre. Nuevos aprendizajes.

—¿Ya estás lista? no quiero llegar tarde el primer día— apresuré a mamá. Se la pasaba dando vueltas por toda la cocina.

—¡Voy!— gritó desde el fondo. —Estoy vaciando mi café al termo— sólo bufé y fui a subirme al auto para esperarla desde ahí.

Mamá subió al auto y nos dirigimos a la universidad, para dejarme ahí y que ella se fuera directo a su trabajo. 

En cuanto bajé del auto, me apresuré a llegar a las gradas—que era donde me encontraría con mi amiga Heeso—y efectivamente, ahí estaba sentada con sus malditos auriculares puestos.

Me paré en frente de ella y alzó la vista con una gran mueca que de inmediato cambio por una de alegría.

—¡Nae!— se paró y me dio un fuerte abrazo. —¿Lista para seguirme soportando en 2 clases más?— sonrío mientras se retiraba sus auriculares.

—Entiende que jamás me voy a cansar de ti— le sonreí de vuelta. —Por mí mejor que estuvieras en todas mis clases, pero lamentablemente sólo agendaste en 2 conmigo— me hice la indignada.

—Lo siento pero, sabes que no me llevo muy bien con muchos maestros— se encogió de hombros.

Nos fuimos caminando directo a clase y sí, afortunadamente esta primera clase la compartíamos juntas.

La clase ya había comenzado y todo iba transcurriendo bien. Mi tercer semestre había iniciado muy bien. Con una gran profesora, con mi amiga en mi primer clase. Todo de maravilla como siempre.

—Y bien, en cuanto descubran cuál es la función de— la profesora fue interrumpida por un toque en la puerta y todos volteamos hacia esa dirección—porque sí, somos chismosos—para ver de qué se trataba.

—Adelante— habló. La puerta se abrió y de ahí apareció un chico con cara de querer maldecir a todo mundo. —¿Y tú eres...?— enarcó una ceja.

—Hyunjin ¿y usted?— respondió con el mismo gesto. Se escucharon algunas risillas al fondo del salón.

—Supongo que eres un alumno ¿no es así?— él sólo asintió. —Llegas tarde, ve a tomar asiento— le indicó y éste fue a sentarse a 3 bancas detrás mío. La miré de reojo, parecía fastidiado. Sólo lo ignoré y la profesora continuó con la clase.

Salimos y teníamos una hora libre hasta la próxima clase—bueno, yo sólo una, pero mi amiga dos, ajá—por lo que decidimos ir por algo de comer.

Fuimos a la mini cafetería que había ahí en la universidad, por lo que nos compramos un latte y un croissant. Nos fuimos a sentar a unas bancas para seguir hablando de nuestras desgracias en la vida.

—¿Y sabes qué es lo peor?— soltó una carcajada. Realmente su risa era más graciosa que el chiste o cualquier cosa que estuviera contando. —Que ya no quiso acercarse a mí— dijo con un poco de indignación y ahora yo fui la que soltó la carcajada.

—Casi lo ahogas, cómo querías que se te siguiera acercando, casi lo matas— respondí riendo. —Yo hubiera hecho lo mismo—

—Es un maldito pato ¿cómo rayos va a ahogarse? esos se la viven en el agua— contestó con algo de risa y agobio. —De todas formas, siguió vivo, lo salvé, le di respiración de boca a pico— volví a reír.

—¿Tu mamá no grabó nada de eso?— me estaba riendo demasiado, que yo creo que parecía idiota. —De seguro tu abuela te odia, casi le matas a su pato— le di una mordida al croissant.

—Probablemente, pero ajá, también le salvé la vida, sino, ese animal ya no seguiría andando cómodamente en casa de mi abuela— bufó.

—De todas las historias que he escuchado, las tuyas son las más random y las más extrañas, créeme— en verdad, no paraba de reírme.

Instyle || H. Hyunjin Donde viven las historias. Descúbrelo ahora