Tomo el lugar de Aine y observo a Charis vestirse. Ella me mira de vez en cuando y veo que siente remordimiento por lo que acaba de suceder. Las personas arraigadas fuertemente a sus principios siempre van a perder oportunidades y ventajas sobre a las que les importa un carajo que deban hacer con tal de resultar vencedores.
—La culpabilidad es para los débiles, Charis —hablo mientras ella termina de acomodarse la blusa dentro de su falda.
Sigue sobre el escritorio, pero vez está sentada. Cruza las piernas de manera elegante y me dedica una mirada cautelosa.
— ¿Acaso sabe lo que significa tener moral ética, director Cross? —pregunta con profesionalismo.
Está poniéndome una trampa. Si contesto que no, entonces, ella puede tener cosas en mi contra como Director e informar a la Corte Académica de Honor sobre mi comportamiento con el alumnado. Si la respuesta es afirmativa, ella va a reprocharme lo que acaba de suceder.
Ajusto mi postura a una más intimidante.
— ¿Y usted lo conoce, directora MacVaughan? Tal vez si me explica el término que conoce pueda expandir mis conocimientos respecto al tema —le doy un golpe bajo.
Espero a que me conteste, pero se queda petrificada en su sitio. Todo lo que hago y a quien elijo para mis planes es sumamente planificado.
Arqueo las cejas por largo y molesto silencio. No me importa si en algún momento ella tuvo sus deslices con alguno de los estudiantes. No tengo el tiempo para esperar a que se digne a responder.
—Deduzco que se va a quedar hasta mañana para que Aine pueda disfrutar de la festividad que celebramos cada año en el internado. ¿Es correcto, director Cross? —pregunta, intentando cambiar de tema.
Recargo los codos sobre los muslos y junto las manos. Entrelazo los dedos y la repaso sin descaro.
—Deduce bien. No pienso permitir que una de mis alumnas se embriague y que alguien se aproveche de su estado —contesto serio.
Mientras Aine sea mía, ningún hombre se le va acercar o ambos van a pagar las consecuencias. Los ojos de Charis refulgen con rabia. Sé que es porque estoy cuestionando su manera de dirigir este internado.
—Tengo a los alumnos más intachables de toda Inglaterra. Lástima que no puedo decir lo mismo de —se muerde la lengua para no decir mi nombre.
—No hace falta que termine la oración, directora MacVaughan. —Me levanto y acorto la distancia de ambos. Tomo sus mejillas y las aprieto de forma brusca para que entienda que no estoy jugando—. No hace falta recordarte que lo que sucedió en esta oficina, se queda aquí.
Charis manotea para quitarse mis manos de su rostro.
—No necesita decirlo, Cross —espeta y alza la cabeza con arrogancia. Charis ha tomado el papel que desempeña en este lugar—. Mientras este en el internado, le prohíbo tener todo tipo de roces o contacto con las alumnas. Si llego a sorprenderlo, voy a ir directamente ante la Corte Académica para delatarlo. No me importa que pierda mi licencia, pero le juro que no se saldrá con la suya —me amenaza.
Ella no sabe la clase de enemigo que soy, pero voy a dejar pasar la situación porque ayudó a darme cuenta que Aine aún me desea a pesar de todos los problemas que nos generó Eda.
—No me gusta que me amenacen, Charis. —Le tomo de la barbilla—. A los que intentan atacarme, nunca logran ganarme. Sin embargo, aceptaré tus condiciones en esta ocasión porque ya obtuve lo que quiero —miento.
Charis se relaja al oír mis palabras, pero realmente no estoy satisfecho. Quiero más y voy a tener más.
—Confío en que cumpla con su palabra, Cross. Voy a llamar para que le preparen una de las habitaciones disponibles en el campus varonil.
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DOBLÉGAME ||ATADOS #2||
RomanceAine Zane espera pacientemente su regreso a su antigua universidad con el único objetivo de hacer pagar a las dos personas que más odia: Eda Martens y Duncan Cross. El juego de venganza comenzara cuando Duncan Cross llegue por segunda vez a su vida...