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(Narrador Omnisciente)
SE ENCONTRABA una niña de apenas 8 años de edad dando un paseo, acababa de pasar por un parque con niños y adultos, los mismos supervisando a los más pequeños
- Quiero un helado - murmuro la niña llendo hacia un camión de el dulce ya mencionado - disculpe - dijo llamando la atención del joven que atendía -
- Oh, que deseas pequeña - dijo en una fingida sonrisa, dando a entender que no quería estar ahí, cosa que la niña de pelo bicolor noto -
- Una ballena - contestó con una sonrisa claramente forzada - si se puede, una color azul -
- E-eh? - dijo el chico desconcertado - niña, aquí no vendemos ballenas - murmuro un poco divertido -
- Es obvio que no venden ballenas - susurro para ella misma - deme un helado de pistache porfavor - alzó un poco la voz para que sea más fácil escucharla -
- Bien - dijo dándose la vuelta para preparar el pedido de la niña - aquí tienes, son ¥120 - dijo entregándole el helado a la niña, quien ya poseía el dinero en la mano -
- Gracias - dijo intercambiando el dinero por el helado - tenga un buen día, y no se sobre esfuerce demasiado - dijo retirándose a la calle otra vez dejando al chico con una sonrisa casi invisible -
La niña con una venda en los ojos llevaba un lindo overol de mezclilla combinado con una blusa blanca y unas botas negras, junto a esto una bolsa pequeña que guardaba cosas con importancia, como; Dinero, teléfono, kit de primeros auxilios, etc
- La mejor inversión de mi vida - dijo saboreando el helado en su delicada boca, a la vez que pasaba por un templo - ahh, ya me canse - suspirando se sento en una banca que estaba ahí cerca, disfrutando lo poco que le quedaba de helado -
A unos cuantos metros de ella se encontraba un grupo de chicos que acababan de llegar, por su aspecto dedujo que serían mayores que ella, terminando su helado y botadolo la servilleta a un cesto de basura se apresuró a salir de ese lugar, si bien ella quería hacer amigos, no sabía como empezar una conversación que no acabará con ella dirigiendose hacia su casa sin tener intenciones de salir por lo menos hasta que pasase un mes, eso preocupaba a su madre, quien a fuerzas la saco entregándole el pequeño bolso con todo lo necesario para sobrevivir por lo menos dos horas, aunque, debía admitir que se paso con el dinero que dejó en la bolsa, voviendo al tema de los chicos, estos se encontraban discutiendo sobre un tema que desconocía, cuando paso al lado de ellos escucho por accidente que hablaban sobre crear una pandilla, si bien no eran de su agrado, existía una excepción por un pandillero, mayor que ella, que conoció en su primer año de estadía en Japon, no detuvo su paso, pero al caminar un poco más adelante se encontró con un puesto de amuletos, demasiado bonitos a decir verdad, sacando el dinero de su bolsa se acercó al puesto ignorando que cierto grupo de chicos se encontraba a unos cuantos pasos de ahí, dirigiéndose al mismo lugar
