Capítulo VIII

314 43 1
                                    


Sakura no estaba segura de qué pensar de Sasuke cuando él y Naruto regresaron. Las puertas fueron arrojadas a un lado para que entraran. Sasuke entró primero. Casi arrogante, fue derecho hasta Hinata y la aplastó en un abrazo de oso. Hinata tenía los ojos muy abiertos antes de reírse y devolverle el abrazo. Himewari, no sólo exigió un abrazo de su padre, sino también de Sasuke cuando antes era tímida a su alrededor. Sasuke fue hasta la tía Tsunade y le dio un abrazo suave. Cuando la anciana le miró a los ojos algo pasó entre ellos, algún tipo de vínculo más profundo. Sakura sabía que Tsunade tenía sus secretos, ahora parecía añadir uno más. Hanabi no pudo contenerse. Ella confesó querer recibir un abrazo antes de que todos se hubiesen ido. Cuando Sasuke levantó a la adolescente en sus brazos se veía como un niño pequeño. Riendo agarró Moegui con su brazo libre. Era como si hubiera estado ausente por más que unos pocos días y esto fuese su reencuentro con cada persona. Incluyó inhalar la esencia de cada uno. A continuación, Sasuke fue hasta Sakura y la besó en los labios. Con los ojos muy abiertos, Sakura permaneció inmóvil.

Esto sí que es un reencuentro.

El beso la sacudió hasta el punto que casi se derrumbó. Cuando Sasuke se apartó de ella, le sonrió y le guiñó un ojo. De alguna manera, él sabía lo que estaba pensando; podía verlo en su expresión. No era confianza, no estaba siendo petulante; estaba actuando como, como... estaba actuando como Naruto lo hacía con Hinata. Excepto que al mirar por encima a Naruto y Hinata, Sakura podía ver que Naruto estaba siendo inusualmente Naruto. Su mano estaba ahuecando la cara de Hinata en el gesto más dulce. Naruto la amaba y siempre era amable con Hinata, pero esto era extremo, algo que Sasuke haría. ¿Qué era esto, 'viernes de locos'?

-"Sasuke ¿estás bien?"- Preguntó Sakura.

-"Me siento liberado."

-"¿Liberado?"

-"Estoy bien, Sakura."

Un trueno se estrelló fuera, haciendo que Sakura saltara. Una multitud de granizos del tamaño de pelotas de golf rebotó en el suelo delante de la entrada de la cueva. Sasuke y Naruto la sellaron tirando de las puertas, cerrándolas de nuevo. Todo el mundo había estado reforzando las puertas de madera. Las enredaderas mantenían las partes juntas, con cañas y helechos atados a través de las grietas. Sasuke avivó la estufa de leña mientras Naruto añadió leña a la fosa del fuego. Un pernil se asaba perezosamente sobre la hoguera, con todo el mundo dándole giros para asegurarse de que la cena no se quemara. En una olla situada en una estructura que colgaba sobre el fuego, se cocinaba sopa de tortuga. El agua hervía en una olla sobre la estufa para tomar el té.

A pesar de que Sakura odiaba estar confinada, se sentía cálida y segura. Estaba un poco sorprendida cuando Sasuke se acercó y se sentó tan cerca que sus caderas se tocaron. Parecía ajeno al espacio personal que una vez ansiaba. Cuando la miró a los ojos, Sakura le devolvió la mirada. Su mano se levantó para deslizarse por su brazo, directo por su piel. Sakura se estremeció, erizándose los vellos de su nuca. El calor de su mano se filtró en su piel. Poder, sintió irradiar energía de él. Lo cual era extraño, pensó que él era poderoso desde el segundo le conoció. La sensación de ahora era diferente.

Sakura sólo necesitó un segundo para darse cuenta de lo diferente que estaba. Sasuke había llegado a una conclusión cuando estaba fuera con Naruto. Ya no había incertidumbre. Por la forma en que sus ojos brillaban hacia ella, sabía que lo había decidido. La quería; no estaba dispuesto a irse a ninguna parte sin ella. Su intensidad era un poco inquietante; ningún hombre antes la había devorado con los ojos. Sasuke la miró como si estuviera saboreando una comida.

-"Sigues mirando a la pobre niña así y podrá derretirse en un charco."- dijo la tía Tsunade y le guiñó un ojo a Sakura.

Sakura se puso roja; el calor se deslizó hasta su cara. Tanto Hanabi como Moegui rieron. Sasuke se movió de una forma perezosa para estudiar a Tsunade.

SASUKE, EL GUARDIANDonde viven las historias. Descúbrelo ahora