❥ 3: Autocontrol.

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Era irónico, desde el día que se hicieron novios hasta contraer nupcias, nunca se sintió bajo este sentimiento o impulso de querer dominar a su pareja por completo y ¿cómo no querer hacerlo? ¿Apestaba a un hedor nauseabundo ante sus propias palabras, no exageraba, de verdad Samuel puede ser tan imbécil para no darse cuenta de que aquellas omegas a su alrededor desprendían tal olor a propósito?

No iba a hacer un escándalo en una de las juntas más importantes de trabajo para aquel alfa, por simples celos, pero; su omega interior estaba totalmente fuera de control, quería marcarlo, impregnarlo, dejarlo seco y si se pudiera encadenarlo.

Antes de poder siquiera seguir profundizando sus quejas de odio, un suave tacto se posó en su hombro haciéndolo volver a la realidad – ¿Sucede algo, cariño? – preguntó un tanto desconcertado al no ver a su omega al lado de él.

– No, Samuel – tajantemente respondió, sin ni siquiera dirigirle la mirada y con más razón se enojaba, no por su despistado marido, sino consigo mismo y por su intento exagerado de dominio.

–...– incontables dudas se hicieron presentes y antes de siquiera poder cuestionarlo, uno de sus tantos socios lo llamó para poder dar su discurso final, forzándolo a retirarse sin más y con una tensa platica pendiente.

『❀◦❀◦❀』

El trayecto de regreso a su casa fue tortuoso para el alfa, ya que su omega ni la mirada le dirigía; instintivamente trataba de dialogar y solucionar las cosas, que por si fuera poco aún no sabía el motivo de su malestar. Todo está situación lo hacía irritarse a tal punto, que sin darse cuenta sus feromonas se volvieron más amargas.

Ya por fin en casa, sin pensarlo, Samuel sujeto al contrario con firmeza para que este no se fuera a encerrar en una de las habitaciones de invitados, huyendo como siempre de los problemas y discusiones que este mismo causaba.

Quería acabar con esta tensión insoportable entre ellos y sin pensarlo ingreso a uno de las habitaciones vacías.

– ¿Qué sucede? – insistió cerrando la puerta tras de si, esperando una explicación lógica por parte del otro.

– Apestas.

– ¿Qué?

– Dije que apestas, eso es lo que sucede.

Tardó un rato en comprender todo lo dicho, hasta que percibió los leves aromas de diversas omegas impregnados en su ropa. ¿Era eso entonces?

– Oh...

– ¿"Oh"? – imitó fastidiado – Quítate la ropa, Samuel, ¡todo esto me está irritando!

Sin poder contenerse más soltó una fuerte carcajada, esperaba todo menos ver a su marido queriendo marcar territorio, negando, se fue desvistiendo poco a poco, quedándose solo en pantalones – ¿Contento? – coqueteo un poco para después plantarle dulces besos a su omega gruñón, de alguna u otra manera tenía que calmarlo.

Alexis aún inconforme subió la intensidad de aquellos besos de forma autoritaria, necesitada, profunda, violenta, exigiendo aún más atención. Un encuentro de lenguas en el cual ambos se perdían embelesados, arruinados, atrapados, aquel acto no podía llamarse así mismo un simple beso, se sentiría incorrecto, porque aquella acción tan vulgar y excitante iba más allá de todo lo que ambos conocían.

Antes de que Samuel pudiera tomar el control por completo, un leve ardor se sintió en la parte posterior de su hombro, queriendo dar a entender que su omega está marcando lo que es suyo, su territorio, su alfa. Después de esa acción la noche se volvió larga para ambos, marcando y dejando su autocontrol en el olvido.

Sin pensar que, al día siguiente, en la madrugada una dulce y distraída anciana tocaría a su puerta con insistencia, pensando que el pobre Omega sufría de violencia conyugal por parte de su Alfa; solamente por haber escuchado los horrendos gritos y llantos ahogados por el susodicho. 

『Cute eyes』➼ Quackgetta - »Omegaverse«Donde viven las historias. Descúbrelo ahora