El llanto y el dolor no era algo que el rubio permitiera mostrar a cualquier insolente -a nadie-
La noche que recibio aquella llamada de su madre destrozada, apenas era posible entenderle entre el llanto y las voces de medicos pidiendo que se tranquilizara. Desde que era chico su padre sufrio de leves dolores de cabeza que fueron incrementando con cada dia que pasaba, era alguien sumamente tranquilo que mantenia un equilibrio entre las explosivas emociones de su mujer y su querido hijo.
Cuando Katsuki partió no tenia conocimiento del tumor que iba a generandose en el cerebro de su padre con el paso del tiempo, apenas hacia unos meses que tenia conocimiento de ello pero hablando con su padre el solo dijo "Es del tamaño de un maní! No tienes que preocuparte" en su desconocimiento y el orgullo de Katsuki no volvió a pasar por aquel pueblo.
Tampoco imagino que aquello realmente no era del tamaño de un maní, mucho menos que pronto vería a su madre tumbada al lado de un altar con una botella de whisky a las 4:00 a.m, pero así era su vida ahora y no sabe hasta cuando su paciencia lo mantendrá de pie, su unico escape lo había dejado en Tokio, en su estudio con olor a cigarrillos y y el perfume dulce de Mina que constantemente le mareaba, pero ahora consideraba que era 100 veces mejor que el olor a humedad que lo ahogaba y el calor insoportable del pequeño pueblo.
Arrancó algunos de sus cabellos cuando escuchó algún vaso romperse en la habitación de su madre acompañado de un grito, que más de dolor sonaba a frustración y enojo, solo frunció el seño y cubrió su rostro con sus manos tomando la mayor cantidad de aire que sus pulmones le permitieran.
- ○ -
El chico de cabellos rizados y pecas espolvoreando su rostro no dejaba en paz aquel libro, pasando sus hojas y dejando caer pequeñas gotas de su cabello a medio secar y la toalla de baño reposando sobre sus hombros desnudos.
Repetía entre murmullos una formula algebraica que no terminaba de comprender desde hace dias, seguiría invocando a algún ser si no fuese por la repentina interrupción de su madre gritando, que lo alarmó de sobremanera dejando caer el libro y sin importarle menos bajar corriendo las escaleras.– ¿Está todo bien?
Fue ahí cuando se dio cuenta que aquel grit no era de dolor o enojo, era felicidad pura cuando miró a su madre estirando las mejillas de cierto chico rubio con expresión de pronto asesinar a alguien, al lado por supuesto, su madre que parecía encontrarse sobria y en perfecto estado apesar de las ojeras bajo sus ojos.
– ¡Izuku! Mira quienes llegaron -Hablo animosa la mujer antes de mirar a su hijo.- Pero muchacho! Ve ponte una camisa ya ya!
Las mejillas de Izuku se tornaron coloradas al recordar tener su torso desnudo, miró a Mitsuki quien aguantaba una risa y Katsuki por su lado tenía una mano sobre su mejilla -seguro por el dolor que provocó los jaloneos de su madre- pero notó también un leve sonrojo en sus mejillas mientras lo miraba, aquello lo hizo huir.
Tras unos minutos y cinco una camisa bien planchada bajó las escaleras para saludar a la 'animosa' visita.
Pasaron horas entre risas y algunas lágrimas de parte de las mujeres, ignorando totalmente como al otro lado de la mesa el silencio reinaba en su totalidad.
Katsuki seguía picoteando el cerdo frito a medio comer e Izuku no dejaba de mujer a dibujar rostros sobre el puré de papa.
Entonces la adorable madre del pecoso llegó a salvar el día, o a empeorarlo.
–Deberían ir a dar un paseo ustedes dos, seguro tienen mucho de que hablar para ponerse al día.
Y así fue, únicamente para huir de alguna conversación incomoda el rubio y el peliverde caminaban sin rumbo alguno.
-◇-
El rubio pateaba cada piedra a su paso mientras que Izuku únicamente caminaba a su lado pensando en alguna forma de iniciar una conversación.
– Me gustaría ir a Tokio. -Soltó sin pensarlo más.
– Pues ve, duh.
–Tampoco es que pueda dejar a mi madre.
– ...
– ¡Quiero decir! No lo digo para ofenderte o algo así, mi madre está realmente sola, lo que tu hiciste digo...es genial, es realmente genial.
Tal vez tartamudeo en algún momento de sus palabras, sintió un nudo hacerse en su estomago e intentaba encontrar una forma de remediar su comentario, fue entonces que notó que katsuki cambió de dirección, oscurecía y no podía dejarlo solo en un pueblo en el que apenas alumbran las luciérnagas.
– Bakugō lo siento, no quería decir algo como eso, si quiero vis- fue interrumpido von una caja abierta de cigarrillo frente a él, Katsuki lo miraba con uno en su boca.- Eh, no fumo gracias...
Tras la respuesta el rubio guardó la cajetilla y el humo no tardo en hacerse presente.
– No te veía desde secundaria
Porfin unas palabras que no provenían del peliverde.
– Cambiaste bastante, ya no eres el mismo enano flacucho de ese entonces.
– ¿AH? -Las mejillas de Izuku se ruborizaron recordando el como había recibido a sus invitados, aunque tenía razón ahora era al menos un poco mas alto que el rubio- Supongo que solo me estire un poco, tu no haz cambiado nada...Bueno! Si lo haz hecho, eres más alto te ves mas fuerte ya sabes tienes algún que otro arete y...
– ¿Cómo puedes siquiera fijarte en eso?
Katsuki miró con una mueca al peliverde sintiéndose algo acosado, el contrario solo era delatado por su mejillas coloradas, no sabia si por vergüenza o arrepentimiento sobre sus palabras.
El rubio soltó una carcajada.
– Aunque crezcas sigues hablando hasta por los codos.
– Y tu pareces más serio.
Ambos se sentaron frente a una pequeña laguna, el cielo nocturno se reflejaba en el, Katsuki parecía anonadado por las miles de estrellas, uno de los pocos placeres que no podia degustar en Tokio.
Izuku solo se detuvo a mirar el rostro asombrado del rubio hasta que aquel lo notó.– En Tokio no tenemos estas vistas.
Escuchar a Katsuki tranquilo era como ver un espectro, o al menos así recordaba al Katsuki de secundaria.
Rebelde pero siempre en primer lugar en cualquier puesto, y debajo de el, Izuku, su vecino y amigo, o así lo fue hasta último año, año en el que se largó de su hogar dejando todo atrás, el día anterior nunca saldría de la mente del peliverde, y a pesar de ser enterrado en su memoria salió a flote el día de su reencuentro.
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Gracias por leer <3
Olvido actualizar pero prometo ponerme al día para traer capítulos seguido :)
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"Odio Las Canciones De Amor"
Romance- No sabes cuanto lo odio. En la línea telefónica respondía su mejor amigo que llevaba escuchándolo quejarse de sus nuevos sentimientos aproximadamente hace 40 minutos. - Si lo escribieras saldría una buena canción. Más que una idea parecia una brom...