Amor

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La oscuridad de la prisión envolvía a los reclusos en un manto de dolor y sufrimiento, pero para ella, era el hogar que había elegido. Era una depredadora en su propio reino, una mujer capaz de manipular a cualquier hombre a su antojo.

Había sido encerrada por su propio deseo, pero eso no la detendría, sabía cómo jugar el juego y salir victoriosa. Y así, en la prisión del deseo, se convirtió en una leyenda, un mito viviente, un ejemplo del poder de la seducción. Hasta que llegó él, un nuevo recluso, un hombre que parecía inmune a sus encantos. Pero ella no se daría por vencida, la caza había comenzado.

Ella había visto muchos hombres entrar y salir de esa prisión, pero ninguno le había llamado la atención como él. Parecía tener un aura de misterio a su alrededor, algo que la intrigaba y la hacía querer saber más. Así que decidió acercarse a él, seducirlo con su cuerpo y su mente. Pero él se mantuvo frío, distante, resistiéndose a sus encantos.

A pesar de todo, ella siguió intentando, hasta que un día él le habló, le dijo que sabía quién era ella y que no estaba dispuesto a caer en su juego. Fue un golpe duro para ella, pero también una señal de que algo había cambiado.

Comenzó a verlo de otra manera, a sentir algo más que atracción física. Y cuando finalmente logró ganarse su confianza, descubrió que él también estaba allí por su propio deseo, por un amor prohibido que lo llevó a cometer un crimen. Juntos, en la prisión del deseo, encontraron un escape para sus vidas limitadas, un lugar donde podían ser ellos mismos y olvidar el mundo exterior.

VictoriaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora