Festival y teatro, teatro y humillación.

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Quan YiZhen escaló por un muro, sus manitas se aferraron a las tejas y aguantaron su peso hasta ponerse moradas, se acomodó en el medio del tejado y sonrió en todo su esplendor. Del otro lado había una formación de guerreros entrenando, encabezados por el alumno estrella Yin Yu. Esta era la Secta Yu, Yin Yu, como el miembro ejemplar, instruía a los más jóvenes y a los de su misma edad en el manejo de la espada. Yin Yu era un joven talento, brillaba con gran orgullo, feliz por ayudar a sus compañeros. Los ojos de Quan YiZhen se clavaron en Yin Yu, si los demás seguían su ejemplo, el único que valía la pena espiar era este chico. Lo observaba con gran entusiasmo, pasmado por las habilidades que Yin Yu poseía, hacía ver tan fácil el manejo de la espada.

—Algún día, seré como él.

...

Quan YiZhen despertó a la realidad, estaba dentro de su Palacio en la Capital Celestial, durmiendo en su habitación privada. Si no entrenaba, dormía; si no dormía, cumplía alguna misión; después comía y por último dormía. Así fue su monótona vida estos cientos de años pasados, ahora era igual, con una "diminuta" diferencia, despertaba haciendo una sola cosa y pasaba el día haciendo esa misma cosa...

—¡Cuidado!

Quan YiZhen iba caminando y un Oficial resbaló y le echó encima el contenido de una charola con agua.

—¿Eh? — expresó Quan YiZhen, empapado.

—E-eh... ¡Nada, nada! — el Oficial se apresuró a limpiar el desastre antes que Quan YiZhen se diera cuenta.

Su nivel de despiste había aumentado, talvez se daría cuenta más tarde que su ropa y su cabello estaban mojados, de momento sólo le importaba una cosa. Descendió a la pacífica comunidad Puji. En el Santuario, en lugar de almorzar, Xie Lian y Hua Cheng estaban teniendo uno de sus encuentros íntimos apasionados, besos y manos con apremio por despojar a la otra parte de sus prendas. Golpes vinieron de la puerta principal, por supuesto Hua Cheng no tenía intención de parar, hasta se apresuró a subirse en su esposo.

—N-no, San Lang, debo ir a ver quién es— Xie Lian puso sus brazos en medio de ambos.

—Debe ser ese fastidioso Oficial Celestial. Ignórelo por esta vez.

Xie Lian no consintió y lo empujó, de todos modos, su deseo moría si alguien los interrumpía y Hua Cheng lo sabía, chasqueó la lengua con disgusto y le liberó, él no pudo ir por razones obvias. Xie Lian se vistió rápidamente, los golpes contra la puerta no cesaban, temía que la puerta fuera derribada.

—Su Alteza Qi Ying, lamento la demora, pase adelante.

Quan YiZhen entró y se sentó en medio de la nada, clavó la mirada en el piso, estaba disgustado.

En un futuro... | QuanYin | - 17Donde viven las historias. Descúbrelo ahora