one shot {batman}

la fatídica noche pt4

Te acostaste despierta en su cama. No podías evitar sentirte preocupada por él. ¿Y si esta vez no regresaba? Solo esperabas en Dios que estuviera a salvo. Bueno, tan segura como podría ser Batman.

Y entonces, sonreíste. Tu novio era Batman, el único. ¿Qué tan rudo fue eso? Pensaron que también eran socios de Bruce Wayne, pero usted y él decidieron que sería mejor ocultar su relación de las miradas indiscretas de los medios. No podía arriesgarse a que lo descubrieran, ¿quién sabe qué pasaría entonces? No era cuestión de vergüenza, sino de seguridad para ambas partes.

En tu aburrimiento, recordaste tu interacción en el baño. Nunca antes había sido tan delicado. Entonces, tal vez sintió algo después de esa noche, después de todo. No había forma de que fuera una coincidencia. Y entonces recordaste lo que te había dicho.

"Más tarde", dijiste en voz alta, a nadie más que a la oscuridad. Y parecía que más tarde era ahora, cuando escuchaste pasos familiares subiendo las escaleras. La puerta se abrió.

"¿estas despierta?" Su voz áspera susurró.

"Pero por supuesto", bostezaste. "¿Qué hora es?"

“Demasiado tarde para que te levantes. Acuéstate. Voy a darme una ducha".

Te sentiste un poco descarado. "¿Te importa si me uno a ti?"

Aunque la habitación estaba a oscuras, sabías que su cara se había puesto roja de nuevo. Se rió, y podías sentir la rigidez. Fue un poco lindo.

"No. Solo yo”, dijo, sacudiendo la cabeza mientras cerraba la puerta rápidamente.

El sexo nunca había sido un tema en la relación. Realmente nunca habías pensado en ello. Lo más lejos que ustedes dos habían ido fue besándose en ropa interior, con lo que él parecía estar contento. Pero no podías evitar preguntarte si quería más y tenía demasiado miedo de pedir, o ¿era eso todo con lo que se sentía cómodo? Se sonrojaba como un loco cada vez que sacabas el tema, tratando desesperadamente de pasar a otro tema. Tal vez Batman no tuvo tiempo para el placer. Dudabas que incluso tuviera un condón.

Entró en la habitación y se tumbó a tu lado con sus pantalones de chándal. Estabas de un humor atrevido.

“Bruce, ¿alguna vez has pensado en… ya sabes… sexo?”

Silencio.

"Oh vamos. Sé que estás despierto. Esto es serio."

"¿Podemos hablar de esto más tarde?"

“Claro, pero quiero hablar de eso ahora”, comenzaste, iniciando una vez más otra conversación. "Lo digo en serio. Tienes que decirme estas cosas, o de lo contrario no lo sé.

Fuiste recibido con silencio una vez más, antes de que él lo rompiera, para variar. “Yo… no lo sé. Supongo que estoy…” se desvaneció.

"¿Asustado?" Tú ofreciste. "Está bien. Ya sabía que eras virgen."

"¿Que se supone que significa eso?" Soltó, fingido dolor. Tu sonreíste.

“¿Quieres… intentarlo? Estoy abierta a lo que sea. Solo para ponerlo sobre la mesa, ya sabes”.

"Yo-realmente no lo sé", se rió, torpemente.

"¿Qué ocurre? ¿No confías en mí?"

"No, no es eso. Por supuesto que confío en ti. Te quiero muchísimo. Yo solo... estoy cansada esta noche. De lo contrario... seguro —terminó en voz baja.

“Está bien si estás cansado. Sólo déjame hacer todo el trabajo. ¿Te parece bien?"

Te miró, confundido. "¿Qué quieres decir con hacer todo el trabajo?"