Durante una semana

Capítulo III

15 de junio; 11:57 am

Nos encontrábamos en enfermería, estaban revisando a Cody mientras nosotras esperábamos nerviosas y preocupadas. Cuando cayó al suelo se dio en la cabeza y al levantarlo veía borroso y estaba mareado, tuvimos que llevarlo entre las dos porque se mareaba a la hora de caminar y se debilitaba.

- Espero que esté bien - musité con un dedo entre mis labios.

Melissa estaba dando vueltas por toda la sala mientras susurraba palabras que no llegaba a descifrar, se le notaba nerviosa y cuando le decía algo no me escuchaba. Parecía estar en otro mundo.

- Melissa.

-...

- ¿Melissa?.

-...

-¡Melissa!

- ¿Qué pasa?

- Es que te he llamado unas cuantas veces y no me contestabas.

- Perdón, no te he escuchado.

Tenía una mirada triste y parecía estar a punto de llorar, no me gustaba que estuviera así aunque lo entendía porque sé que ella estaba tan preocupada por Cody como yo. Los tres nos queremos muchísimo y lo último que queremos es que nos pase algo malo.

- ¿Estás bien? - le pregunté invitándole a que se sentara a mi lado.

- No lo sé - se acercó para después sentarse en el banco - siento que esto es mi culpa, si me hubiera dado a tiempo a agarrarle la mano, no hubiera pasado todo esto.

- Meli - era el apodo que solía utilizar en momentos como estos, para sonar más dulce y poder conectar mejor con ella - esto no es tu culpa, ha sido un accidente ¿entiendes?, estas cosas suelen pasar.

- Pero no tenía porque haber pasado - dijo, con la voz rota y tapándose la cara con las dos manos.

- Lo sé, pero piensa que estábamos ahí y si no hubiéramos estado ¿Quién le habría ayudado a llegar aquí? - le dije mirándola mientras la abrazaba.

- Nadie...

- Exacto, así que no te tortures más por algo que no es tu culpa.

Tenía ganas de llorar pero no podía derrumbarme en un momento como este, tenía que animarla para que no se sintiera así aunque yo también lo estuviera.

- ¿Te acuerdas de cuando fuimos de campamento y se nos metió un gato dentro de la tienda de campaña? - le dije, intentando hacerla reír.

- Sí, aquel día salimos todas llenas de mordiscos y arañazos - dijo, sonriendo levemente.

- Te quiero, Meli.

- Yo también te quiero, Grace.