Capítulo II: "El sendero al júbilo no puede ser fácil"

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Enid aún recordaba las palabras de despedida hacia su peculiar compañera de cuarto y por todas las vivencias ocurridas durante las últimas semanas, sentía que lo correcto y más apropiado era llamarla, mejor amiga.

"Ahora que cancelaron las clases, debes visitarme en San Francisco. Puedo garantizarte bruma y llovizna a diario". A esa invitación le hubiese querido agregar una fecha determinada, pero no quería presionarla, sabía con toda seguridad que esa acción tendría el efecto contrario, así que acudió a aquella mano fiel, Thing, para darle su dirección en una simple, pero llamativa hoja y dictarle el número sería suficiente, solo dependía de Wednesday de cuánto tiempo sería su separación, si unas semanas o meses, hasta el comienzo del nuevo año.

"Espero que sea lo primero" Lo dijo terminando con un suspiro, porque no quería ilusionarse, aunque Thing le había asegurado que se verían durante el largo receso, solo le quedaba confiar en las palabras de aquella extremidad.

Enid volvió a mirar el cielo estrellado adornado con una hermosa luna, ya solo faltaba un día para la noche tan ansiada y por fin demostrar que era digna de pertenecer a la manada Sinclair de la cual tanto se enorgullecía su madre y sus hermanos.

Semanas antes

La salida de la Academia, fue casi igual que los años anteriores, despidiéndose alegremente de las personas que pasaban cerca de su lado, con una notable diferencia, habían miradas de admiración y otras de disgusto, suponiendo que la segunda fue por las horribles cicatrices que obtuvo con su pelea con el Hyde, aunque Wednesday le había dicho que eran hermosas y una muestra de su valerosa acción y que no tenía la necesidad de ocultarlas. Con esas palabras, decidió no aplicar demasiado maquillaje para disimularlas, todo lo contrario, las había ensalzado.

Vio a sus padres esperando detrás de la gran reja negra de metal que estaba adornada con las palabras Nevemore al lado de un furgón para trasladarlos a sus hermanos y a ella hasta el aeropuerto para viajar hasta el estado de California.

Un frío saludo le dio su madre, mientras que su padre le dio un abrazo, sin decir palabras. Sus cuatro hermanos, Aldair, Valdir, Garou y Ryul ya se encontraban dentro del vehículo, asegurándose los mejores puestos para el recorrido de al menos media hora hasta el aeropuerto.

El mayor de sus hermanos, Aldair es un joven callado, destacando en los estudios, no tanto en los deportes, procuraba la protección de sus hermanos incluso de Enid, sin que las advertencias de su madre influenciarán en sus cuidados hacia la menor y la única hermana del clan. En algunas ocasiones no entendía las actitudes de su madre, aunque se las había preguntado en distintas ocasiones. Siendo el primero había caído sobre sus hombros la responsabilidad del cuidado de los menores, enseñándole lo que un hombre lobo debe hacer durante las noches de luna llena. Aldair se había transformado a la temprana edad de diez años. Su gemelo Valdir, era su opuesto, un tipo al que no le interesaba el estudio, solo destacaba por sus habilidades físicas, en la academia era él que rompía a menudo las reglas. No contaba ya las detenciones que había tenido durante el año, no había sido expulsado pues con su carisma había conquistado al profesorado y la ex directora Weems le tenía aprecio, pues siempre estaba dispuesto a participar en las actividades que se llevaban en conjunto con los estudiantes del instituto de Jericó. Era un casanova, había engañado a varias de sus novias, pero siempre lo perdonaban por su magnetismo y su sonrisa encantadora, además de sus ojos verdes y su gran altura. Para ellos este fue su último año en Nevermore, agradecían haber terminado con anticipación este año.

Los siguientes que habían pasado a su último año eran Garou y Ryul. Garou destacaba por su talento especial para la creatividad y las artes destacando su habilidad para tocar el violín, un instrumento que también había llamado la atención de Enid, ayudándola con las primeras clases y tocando junto en fechas especiales. Por último su hermano Ryul, el más dulce de todo y el más cercano a Enid, siempre estaba dispuesto a consolar a su hermana después de las duras palabras que le dedicaba su madre, a veces, lograba calmarla en unos instantes, sin embargo, a medida que fueron creciendo y el problema de Enid se fue acrecentando le era difícil transmitirle a su querida hermana lo maravillosa persona que era destacando todas sus buenas cualidades y advirtiéndole que no era necesario encubrir su tristeza bajo ese optimismo, pues a futuro podría llevarla a nefastas consecuencias.

Because we work, we shouldn't, but we doDonde viven las historias. Descúbrelo ahora