(𝐀𝐂𝐓𝐔𝐀𝐋𝐈𝐙𝐀𝐂𝐈𝐎𝐍𝐄𝐒 𝐋𝐄𝐍𝐓𝐀𝐒)
𝐃𝐄𝐕𝐈𝐋. ; 𝐉𝐀𝐌𝐄𝐒 𝐏𝐀𝐓𝐑𝐈𝐂𝐊 𝐌𝐀𝐑𝐂𝐇.
Ella es una modelo de Los Ángeles con un pasado oscuro al cual no quiere volver a someterse. Él es fantasma y en su momento fue un asesino en serie. ¿...
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
23 de agosto del 2015 – 1:41 AM. Hotel Cortez. —Los Ángeles, California.
●
R.P
Mi cuerpo de desplomó en el piso al ver al mismo hombre del bar estando en frente de mis narices, ofreciéndome una mano para levantarme.
Los nervios no me dejaron hablar. ¿Acaso había estado en la habitación todo el tiempo? ¿Me vió degollar a Dante?
—No tengas miedo, cariño. Sé lo que estas pensando ahora, y es una de las cosas que menos me importan en este momento. Toma mi mano y hazme el favor de levantarte, me destruye el corazón verte desmoronada en el piso con esa carita. —Dijo con una leve sonrisa de lado, su exageración calentó mi corazón. Acepté su mano con cuidado y el me levantó como si se tratase de una pluma.
Sus manos pálidas como un muñeco de porcelana y frías como un hielo abrazaron mis manos. Puedo jurar en el Dios que no creo que ese frío toque tan distintivo en él, hizo que mi mundo completo se diera vuelta.
No podía ser él...
Era imposible.
Mis ojos se abrieron como platos al notar su pañuelo de un color rojizo, justo donde estaba su herida.
—Mi nombre es James Patrick March y soy dueño de este lujoso hotel. ¿Y ésta preciosura es..? —Consultó, mientras acercaba mi mano bañada en sangre hacia su boca.
Dejo un suave beso frío en la parte superior de mi mano, y yo, estaba mirándolo con una cara que solo podía tener una única definición; incrédula.
Todo al mi alrededor se detuvo, mis manos y cara se congelaron al sentir esa fría brisa tan distintiva de el, se sintió tan igual a como los viejos tiempos.
—Rebecca Posay. Un gusto, James. —Dije en un tono suave, tal cual como la seda.
—Por alguna razón no tan extraña siento que tu nombre ya ha estado en mi mente, ¿estoy equivocado, preciosa? —El tono romántico y cálido en su voz tan respetuosa era único e inigualable en todo el mundo.
—Probablemente lo estés, no te recuerdo, Patrick. —Dije con una sonrisa de lado. Finalmente me levanté del suelo aterciopelado con ayuda de su mano.
No podía negar que me sorprendía el hecho de que no esté sorprendido para nada al verme un tanto bañada en sangre y haber visto toda la escena del asesinato.
