ONE

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Esto iba a ser un OS, pero decidí dividirlo en dos. Por favor no sean lectores fantasmas, me gustaría saber si les gusta para saber si seguir con las historias o solo dejarlas en mi imaginación.

Síganme para saber cuando suba más historias y voten, nos vemos en la siguiente parte. 🐄💕

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Pov Derek

Creía estar a punto de volverme loco.

Por más que intentaba razonar que estaba mal meterse a escondidas en una habitación ajena como un vil ladrón, no lograba convencerme a mí mismo. Necesitaba cada vez más de su aroma y el estar me reprimiendo había ocasionado fuertes migrañas y cólicos que no aminoraba con los días. Mi cuerpo y lobo estaban desesperados por su presencia, por sus manos y boca sobre mi piel, aunque sabía que era imposible llegar a tener más que una amistad con él. Él es un saludable adolescente de 18 años que estaba recién aventurándose en el amor y los placeres de este, claro que no iba a fijarse en un jodido hombre lobo de 24 años que era mucho más grande en cuerpo y altura que él por sobre una dulce y menuda chica, además de todos los jodidos problemas que ocasiona el solo hecho de estar cerca de él.

En estos momentos la piel me picaba y ya se encontraba irritada de tanto rascarme por la maldita ansiedad, y aunque las marcas desaparecen, yo las volvía a ocasionar como un método de liberación. Con las manos temblorosas y llenas de pequeñas gotas de sangre, volví a dirigir mi mirada al reloj en mi muñeca; eran las 17:30. El entrenamiento empezaba a las 18:00 en punto, por lo que Stiles ya debía estar en camino.

Tomé mi chaqueta de cuero y salí del loft, cerrando la puerta tras de mí con seguro. Pensaba escabullirme por el bosque, no era tan idiota como para ir en mi camaro y estacionarme cerca de su casa, haría sospechar a sus vecinos y estos le dirían a Stiles sobre el hombre sospechoso en un auto sospechoso que llegaba justamente cuando él se iba y no había nadie en casa. Solo faltaría unir los hechos, la descripción del auto y la mía bastarían para dar directo conmigo, y ya me era sorprendente el hecho de que no supiera que me metía a su habitación y desaparecía una prenda suya de vez en cuando.

Pude divisar la ventana de su habitación desde los árboles. Una parte de mí solo quería correr a refugiarse entre el aroma y las sábanas de Stiles, conciliar el sueño últimamente había sido tan difícil, y la otra sólo quería salir corriendo en la dirección opuesta mientras me repetía lo mal que estaba toda la situación, pero ya me encontraba aquí, no iba a devolverme sabiendo lo doloroso que sería el castigo para mí y mi lobo. Miré hacia ambos lados, fijándome que ya no estuviera el Jeep ni el coche de la policía, por si el Sheriff se encontraba en casa. Al ver que no había nada, me acerqué rápidamente y escalé el árbol que se encontraba frente a la habitación de Stiles.

La ventana se encontraba abierta, por lo que me deslicé con rapidez a través de esta. Ya era prácticamente todo un profesional en esto, y aun así el fuerte olor siempre me logra socavar, pero eso no evitó que tomara una gran bocanada del almizclado aroma. Podía sentir el olor al sudor, excitación y el aroma al semen de Stiles. Todo era demasiado fuerte demostrando que había ocurrido recientemente, lo más probable que antes de irse y por eso la ventana se encontraba abierta.

Una ola de excitación recorrió mi cuerpo y me encaminé hacia la cama, donde se concentraba más el olor. Estaba impregnado en las sábanas revueltas que se encontraban en la cama. Las tomé y dirigí a mi nariz. En ese momento me percaté del bóxer que se distinguía bajo la almohada. Dejé a un lado las sábanas y tomé esta para después dirigirlo a mi nariz, un gemido se escapó de mi garganta sin tener tiempo de ser reprimido. Mordí fuerte mi labio y con la mano derecha puse el bóxer en mi nariz mientras que con la izquierda deslicé fuera el cinturón de mis pantalones oscuros quedando estos en el suelo al igual que mi chaqueta de cuero. Ya solo me encontraba con mi polera y mi bóxer negro. Dejando su bóxer en la cama con un pequeño gimoteo indeciso, me dirigí rápidamente a su ropa sucia que se encontraba en un canasto al lado de su clóset. Si se encontraba usada por Stiles, su olor sería más fuerte.

Deslicé fuera mi polera verde musgo, colocando rápidamente el chaleco rojo italiano en su lugar. Con solo su prenda y mi bóxer me dirigí a la cama, subí a gatas hasta llegar a su ropa interior para volver a inhalar su fuerte olor almizclado. Ya sentado con la espalda apoyada en el respaldo de la cama, dejé caer mi cabeza hacia atrás y con mi mano izquierda palpé mi pene por sobre la delgada tela. Había empezado a liberar pre-semen y se encontraba pegada dolorosamente a mi erección. Rápidamente deslicé mi polla hacia afuera de estos. Me estremecí de placer al sentir el aire frío chocar con mi pene caliente. Tiré del bóxer que se encontraba entre mis piernas para tener más libertad y con mi mano izquierda agarré mi pene deslizando mi mano suavemente desde la punta hacia la base, esparciendo el pre-semen que salía desde la uretra con mi pulgar. Hice círculos en la cabeza que me hicieron suspirar y dar pequeños gemidos que tapé con mi mano y su bóxer, seguido de certeros movimientos en la base de mi polla. Pero aún después de un tiempo no lograba alcanzar el orgasmo, llevaba unos 5 minutos masturbándome, subiendo la velocidad, cambiando la presión de mi mano sobre mi pene y fluctuando los movimientos, pero no lograba nada. Sabía qué debía hacer, ya no lograba llegar al orgasmo desde hace un tiempo si no metía algo en mi culo. Culpaba a Stiles y mi lobo por crearme esta necesidad, pero al no tener al hiperactivo adolescente, tuve que recurrir a otros métodos. Solo había logrado introducir mis dedos hasta el momento, tenía miedo de llegar a lastimarme porque, aunque sanará, seguía sintiendo dolor. Era increíblemente cobarde para ser un hombre lobo de 24 años.

Abrí mis piernas dirigiendo mi mano hacia mi culo, palpé mi orificio con mi dedo índice, sintiendo lo apretado y mojado que estaba. Sabía que Stiles guardaba un poco de lubricante en su velador, para ser más específico en el segundo cajón. Estiré mi mano y busqué, a tientas, el pequeño botecito; sonreí al agarrarlo.

—Te tengo —tarareé feliz.

Lo destape, dejando caer un poco del líquido en mis dedos y otro poco en mi culo. Me estremecí ante la sensación viscosa y fría. Volví a tantear mi orificio e inserté la mitad de mi dedo índice en el lugar, sintiendo la oposición de mis paredes a la introducción. Ya llevaba un tiempo reprimiendo estos sentimientos y necesidad con ejercicio y salidas al bosque sin éxito. Regresé de mis pensamientos para introducir el dedo completamente junto con pequeñas embestidas alternadas por movimientos circulares. Al sentirme más abierto, introduje un segundo dedo. Suspiré y dejé escapar un gemido al doblar mis dedos y tocar el pequeño bulto en mi pared. Repetí desesperadamente el movimiento, intentando encontrar el lugar que me hizo ver estrellas detrás de mis párpados por un momento. Me recosté en la cama y pegué a mi pecho las rodillas, moví nuevamente mis dedos con fuertes empujes, pero no era suficiente. Bufé al no volver a dar con mi próstata y decidí que lo mejor era intentar una nueva posición. Me posicioné en cuatro con la almohada entre mis piernas para poder estimular mi pene. Ya en una posición más cómoda, puse el bóxer de Stiles en mi boca para morderlo. Me ayudaría a reprimir los gemidos y, a la vez, a sentir de cerca el aroma. Dirigí mi mano derecha hacia mi culo y metí dos dedos en una sola estocada. Recargue mi pecho en la almohada y mi brazo izquierdo lo ocupé de apoyo para que mi cuerpo no cediera ante los movimientos. Reanudé los empujes de mis dedos mientras restregaba mi polla en la almohada. Podía sentir las vibraciones, recorrer mi cuerpo y decidí meter otro dedo, pero esta vez encorvando estos hacia arriba, ya al tercer intento logré dar con ese punto que hacía que mis piernas temblaran y pusieran flácidas. Con un gemido ahogado y a la par de las embestidas tiraba mi cuerpo hacia adelante para moler mi erección contra la almohada, sentía mis ojos picar por el placer y también cómo escurría la saliva por la comisura de mis labios. Estaba pronto a llegar al orgasmo de tanta estimulación, sólo un par de embestidas más y me vendría. Estaba tan cerca que, con unos últimos golpes a mi próstata junto con la presión de la almohada en mi polla, me hizo correr fuertemente con un grito ahogado. Saqué el bóxer de mi boca y empecé a buscar desesperadamente oxígeno, alejé mis dedos de mi trasero y me dejé caer en la cama relajándome por completo. estaba a punto de dejarme llevar por el sueño, aunque sabía que debía largarme lo más pronto posible. Ya debían ser más de las 18:30 h y Stiles salía del entrenamiento a las 19:00 h, además debía limpiar un poco el cuarto y lo que ensucie.

Iba a pararme hasta que sentí a alguien aplaudir a mis espaldas. Esto no podía estar pasando, sentí los latidos de mi corazón ir más lentos y un pitar en mis oídos, dejándome desorientado. Maldije en voz baja por no darme cuenta de su presencia, estaba tan ensimismado por el reciente orgasmo que no sentí cuando este llegó e ingresó a la habitación.

Me senté rápido, repentinamente sintiéndome enfermo, aun sabiendo que esto era imposible. Mi mente no se encontraba lista para enfrentar esta situación, para enfrentar a Stiles. Ni siquiera podía inventar algo, me había pillado en su habitación, con solo su chaleco desnudo, masturbándome con su almohada y los dedos en el culo mientras olfateaba su bóxer.

HabitaciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora