Donde Narinder empieza llevarse bien con el cordero...
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—¿Por que eres tan suave?
Un gato curioso pregunto, tocando suavemente la lana de un cordero.
—¿Suave? ¿No habías dicho ayer que era esponjoso?
Ahora el cordero habló, recordando el día de ayer, y intentando contener su risa por la ternura del gato.
—Eres suave y esponjoso, pero tu lana esta sucia.
El lado tierno de este gato no podia ganar, siempre tenía un comentario mal sonante en sus oraciones, era parte de su ser.
La lana del cordero ni siquiera estaba sucia, había terminado de bañarse hace poco, pero sabía el porqué el gato decía eso.
—Tu también eres esponjoso, pero con un carácter de mierda.
Ese cordero no solía decir groserias, pero se podría decir que el gato lo tenía engatusado -si lo sé mal chiste-, dejando salir su yo más profundo.
El gato negro solo siseo, su aspecto era lo más importante para el, no quería opiniones sobre aquello.
El cordero solo pudo reir, que tierno le parecía los afilados colmillos del gato al sisear. Un gusto particular suyo seguro...
Estos dos se hacían llamar Narinder y Lamb.
Narinder, mejor conocido como el Ex - Obispo De La Antigua Fe, Ex - Portador de La Corona roja, Dios de La Muerte, Gato Negro de Mala Suerte... Aquel Que Espera.. Y mucho otros apodos.
Un Dios desterrado por sus mismo hermanos por sus nuevos ideales, donde predijo que un cordero lo liberaría, y eso mismo paso...
Lamb, el ahora portador de La Corona Roja, aquel que libero a Narinder, matando a cada uno de sus hermanos por petición del Dios.
Pero no aceptó ser sacrificado ni devolverle la corona a Narinder. Eso terminó en una pelea donde Narinder perdió, y Lamb le perdono la vida.
Y ahora estos dos estaban aquí, después de tanta lucha, peleas y desacuerdos, admirando el cristalino lago frente a ellos, casi abrazados.
Cualquiera diría que son polos opuesto, y era verdad, no iban a mentir, lo eran, pero al carajo con eso, no les afectaba.
Su manos casi se tocaban, pero ninguno se dignaba a dar el primer paso.
